Siguiendo la teoría, la prueba más incuestionable del CC (Cambio del Clima Global) es el incremento en más de un 40% del contenido de CO2 en la atmósfera debido a la quema de combustibles fósiles. Su concentración muy baja (en torno al 0,04%) es un dato bastante fiable pues, como todo gas ligero, tiene la particularidad de difundirse homogéneamente por la atmósfera. Por lo demás, el dióxido de carbono no se advierte por los sentidos, no es tóxico, ni visible y tampoco huele. Estamos en contacto habitual con él en refrescos y bebidas espumosas; en concentraciones elevadas seguramente también, en forma de nieve carbónica que se usa para espectáculos (formación de niebla) y en extintores.
El Torcal de Antequera. Rocas calizas formadas con las deposiciones de carbonato cálcico en el mar |
Las consecuencias ambientales, a corto plazo, del incremento en la concentración del gas carbónico en la atmósfera son bastante cuestionables dado el papel fundamental que juega en los ecosistemas, ya que es asimilado por los organismos verdes para, mediante la fotosíntesis con la luz solar, formar las cadenas de hidratos de carbono que serán la energía que requiere la vida para replicarse y crear materia viva a partir de sustancias minerales. Estos organismos, como plantas o algas, tienen la capacidad de ser más productivos con concentraciones en el aire de CO2 muy superiores a la actual1, probablemente sea una consecuencia de la evolución en atmósferas con notablemente mayores concentraciones del gas carbónico. Sería esperable que con concentraciones más elevadas la fijación aumentara, lo que no significa que con ello se contrarreste el incremento de las actuales emisiones.
Un efecto químico muy comentado es que el dióxido de carbono en el agua produce un ácido débil. De aquí se ha extraído la consecuencia ambiental de la acidificación del agua de los mares. Veamos qué sentido tiene esta afirmación.
Para
empezar, el fenómeno de acidificación por ácido carbónico se produce de forma
localizada alrededor a las raíces de las plantas. Ya que las raíces al respirar
emiten dióxido de carbono en un medio
que tiene su propia atmósfera, se incrementa la concentración porque el mismo
flujo en el interior del material geológico del agua impide la natural difusión
del gas a la atmósfera como observamos en el refresco (aunque la formación de
burbujas se debe aquí al cambio de presión).
Sin embargo en ningún caso produce la acidificación del suelo, al
menos no es esta la causa del bajo pH de algunos suelos forestales que en
ciertos casos limita el desarrollo del bosque, que está relacionado con el
lavado de los cationes (como el calcio o magnesio) en condiciones de elevada
materia orgánica de descomposición lenta (relación elevada C/N o/y bajas
temperaturas). Tampoco el ácido carbónico tiene incidencia directa en la
acidificación de las aguas, lo que se produce a un nivel macroscópico son los
fenómenos kársticos, en realidad lo que se observa es un proceso continuo de
equilibrio entre la disolución y precipitación, la primera ocurre en el suelo
forestal y la segunda en cavidades o fuentes. Muy al contrario, diversos gases
contaminantes como los óxidos de nitrógeno y de azufre procedentes de la quema
de combustibles, sí que son responsables de la acidificación del agua, siendo
la más brutal por contaminación de las aguas en los entornos mineros en los que
se produce la meteorización y posterior drenaje de sulfuros como el Río Tinto en Huelva, en este caso estamos
hablando de un ácido tan fuerte como el sulfúrico.
En definitiva,
el papel del ácido carbónico en el suelo es muy importante como generador de
los fenómenos de disolución de rocas carbonatadas, pero igualmente ayudan en la
mineralización de todo tipo de rocas en la llamada rizosfera, que es el
microambiente creado alrededor de las raicillas, muy beneficiosa ya que la
disponibilidad para absorber ciertos iones como los fosfatos o el hierro
depende del ph, siendo mejores con un pH ligeramente ácido, importante en la mayoría de los suelos y
fundamental en los que tienen reacción básica como los calizos.
Imagen de Wikicommons |
Una cuestión emergente es la acidificación de los océanos. Aclaremos esto pues algunas consecuencias físicas le pueden dejar perplejo. Así, a veces se escucha hacer una correlación histórica entre el incremento del contenido CO2 en la atmósfera y la temperatura, en tanto que la disolución del dióxido de carbono disminuye con la temperatura (baja de 2,5 g/L a 10º C a 1,45 g/L a 25ºC); un calentamiento del planeta no incrementará el CO2 disuelto en los mares, al contrario, los océanos emitirán parte del gas carbónico en disolución a la atmósfera. Entonces, se dice en relación con los calentamientos históricos, contrariamente al CC, sería el calentamiento el responsable del incremento de CO2 atmosférico.
Entendamos que el fenómeno por el que se produce la acidificación no es simplemente por la difusión del dióxido de carbono de la atmósfera en el agua. Es algo más complejo y es por lo que se dice que los océanos son sumideros del dióxido de carbono.
La difusión del CO2 atmosférico es rápida gracias su inmediata solubilidad en el agua uniéndose a las moléculas de agua por el fenómeno de adsorción. Más lentamente se produce el proceso de formación de ácido y su ionización a iones carbonato y bicarbonato.
Los químicos disueltos hacen que el agua
de mar actúe como un tampón de pH; es decir, el agua de mar tiende a resistir
cambios en el pH.
La ecuación del sistema de tampón de carbonato
CO2 |
+ |
H2
O |
↔ |
HCO3 |
↔ |
H+ |
+ |
HCO3 |
↔ |
2H+ |
+ |
CO32- |
Dióxido
de carbono |
|
agua |
|
Ácido carbónico |
|
ion hidrógeno |
|
Ionbicarbonato |
|
2 iones hidrógeno |
|
Ion carbonato |
Esta ecuación muestra que el dióxido de carbono se disuelve en agua de mar y forma ácido carbónico, un ácido débil. La mayor parte del ácido carbónico se separa normalmente y forma iones de hidrógeno, iones de bicarbonato, e iones de carbonato, un componente importante de las conchas de organismos marinos (CaCO3). El ácido carbónico, los iones de bicarbonato, y los iones de carbonato están todos presentes normalmente en el agua marina, aunque no en las mismas concentraciones (aproximadamente el 87% del carbón inorgánico es bicarbonato, alrededor del 12% es carbonato, y el ácido carbónico y el dióxido de carbono combinados son alrededor del 1%). Cuando estos químicos se encuentran en dosis equilibradas, el pH del agua de mar es de más o menos 8,1 – 8,3 (ligeramente básico). El aumento del dióxido de carbono disuelto produce un aumento en los iones de hidrógeno y un descenso del pH del océano. Pero el cambio del pH en el agua de mar es menor que si la misma cantidad de dióxido de carbono se disolviera en agua dulce porque el sistema de amortiguación del carbonato en agua de mar elimina algunos de los iones de hidrógeno agregados en la solución. Además de las reacciones descritas en la ecuación del sistema tampón de carbonato, también ocurren otras reacciones entre el dióxido de carbono, el ácido carbónico, los iones bicarbonato y los iones carbonato. Una de estas otras reacciones ocurre entre el dióxido de carbono, el agua, y los iones carbonato:
CO2 |
+ |
H2 O |
+ |
CO32- |
↔ |
2HCO3- |
Dióxido de carbono |
|
agua |
|
Ion carbonato |
|
2 iones bicarbonato |
Por lo tanto, la adición de dióxido de carbono al sistema marino puede también causar una disminución en los iones carbonato; y los iones carbonato son esenciales para el proceso de calcificación a través del cual muchos organismos producen conchas y otras estructuras esqueléticas (Fuente: NOAA Ocean Exploration).
Hacer
una correcta valoración de la dinámica natural del CO2 es bastante
complejo por la presencia de sinergias. Esto es, la misma elevación de la
temperatura modifica la actividad de los organismos y por consiguiente las
reacciones químicas, variando el pH y la capacidad de fijación del CO2 por
los organismos.
Diagrama del balance energético (Fuente Wikicommons) |
Pasemos ya a la consecuencia indirecta del incremento del CO2 en la atmósfera, que es una mayor retención del calor2 que produce la radiación solar sobre la superficie terrestre. Como modelo teórico esto conduce a una elevación de la temperatura de la Tierra, pero el conocimiento del efecto sobre los climas presenta mucha incertidumbre3. En realidad esto es así en un modelo cerrado o de laboratorio. Deberíamos de tener claro que, aunque la subida de 1,15 grados en 170 años es una clara señal de una alteración climática para la ciencia, no se ha de corresponder necesariamente para los distintos habitantes de este planeta en una notable significación para su realidad física4. Para el común de los seres humanos el CC es una información que se nos transmite desde las autoridades que habla del futuro lejano. Realmente, los complejos modelos que simulan la atmósfera no van a predecir el “nuevo clima” de un lugar para dentro de 10 años, menos para 50 o a un siglo vista.
Así por ejemplo, los modelos predecían un otoño de 2023 más húmedo de lo normal en España, especialmente en Cataluña, siendo así que no acertaron y Cataluña sigue inmersa en la peor sequía que se recuerda5.
Definiendo el clima
Los primeros trabajos los realizaron los geógrafos y posteriormente intentaron precisar más los ecólogos (biogeografía) partiendo de la presencia de determinados biomas y estableciendo una correlación con las características del medio físico que determinaban su presencia. Por tanto, el origen está en un proceso descriptivo, principalmente de la vegetación de grandes regiones; pero, llegado al punto de delimitar con precisión áreas más pequeñas se define un rango mediante índices climáticos.
Es de destacar que estos biomas y sus respectivos climas son consecuencias de fenómenos globales. Luego, es cierto que todos los biomas y climas del planeta están relacionados.
Durante la segunda mitad del siglo XX aparecen grandes avances en la meteorología, impulsada fuertemente por las tecnologías más exclusivas derivadas de las necesidades de control del espacio físico dentro del contexto de la guerra fría. Potentes ordenadores que recogen millones de datos climáticos crean modelos matemáticos que permiten predecir los cambios del tiempo en plazo de varios días con una certidumbre relativamente alta dependiendo de si estamos abarcando horas, bajando al trasladarnos a unos días. Ni que decir tiene que una previsión a un mes, no es posible.
Actualmente los climatólogos (a diferencia de geógrafos y ecólogos) no definen el clima como un ente geográfico, sino como un promedio matemático. Esto implica un periodo base, que la Organización Meteorológica Mundial estableció solamente en 30 años, simplemente porque no tenían más de 30 años de datos cuando se establece. A partir de aquí, se define un horquilla, en la que entran los valores normales (los que quedan fuera son anómalos). Tengamos pues presente el alejamiento del mundo físico de este ente matemático que permite definir conceptos tales como es el clima de un lugar puntual o el clima global, alejados del original del clima asociado a una ecorregión.
La referencia del CC es básicamente la temperatura media global que no tiene sentido físico, la Tierra no está en equilibrio termodinámico, el resultado es un promedio de los datos de las estaciones meteorológicas. La calidad actual de estos datos contrasta con décadas pasadas, pues no es hasta los años 80 que se usan satélites meteorológicos y no es hasta mediados de siglo que se generaliza el uso de los globos sonda. Más atrás, los datos presentan sesgos de diferentes tipos, desde la forma de tomar la medida, la precisión de los aparatos, la forma de reajustar los errores y la aparición de las islas de calor entorno a las estaciones, especialmente las más antiguas absorbidas por entornos urbanos que cuentan con las series más largas de datos. Pero cuando nos adentramos al comienzo de la era industrial ni siquiera contamos con estos datos y por eso se usan indicadores de todo tipo convertidos en datos (proxy data).
Con todos estos datos históricos se crea una gráfica ascendente para la temperatura media del globo desde 1850, pareja al incremento en la concentración de CO2 que no parece casual. Tengamos en cuenta que este año señalado como inicio de la era industrial, es el que marca el final de la Pequeña Edad de Hielo, definido formalmente como un “periodo frio”.
Entendiendo la dinámica del clima
Predecir el comportamiento del clima es un proceso científico muy complejo. Las primeras ecuaciones destinadas a la predicción meteorológica las desarrolló el matemático Lorenz, descubriendo en la dinámica de estos sistemas no lineales su extraordinaria sensibilidad a los valores iníciales, dando una respuesta caótica6.
Atractor de Lorenz (F Wikicommons) |
Podemos comprender que el clima es una imagen compilada de una película del tiempo meteorológico7. Y su cambio es el paso de un instante promedio a otro. La ciencia, para acercarse al conocimiento de la dinámica del clima, crea modelos muy complejos basados en sistemas de ecuaciones que representan la dinámica caótica de la naturaleza.
Podemos imaginar a físicos o climatólogos afinando sus modelos, haciendo las oportunas correcciones en base a los datos experimentales, con la limitación de una realidad que no se puede reducir al entorno controlado del laboratorio, en donde los experimentos son rigurosos y da determinadas garantías de reproducibilidad. Nada más lejos del escenario imprevisible del IPCC, por su dependencia política y de los demás eventos sociales. ¿Alguien puede predecir hacía dónde se dirigen las sociedades humanas? ¿Son creíbles los planes de sustitución de las fuentes energéticas?8 No resulta serio hablar de predicciones. En todo caso, son proyecciones conforme al modelo, que son una ilusión dado que introducen valoraciones políticas o sociales.
Captura informe IPCC 2017 |
Lo que está ocurriendo es que estas proyecciones dependientes de la voluntad política, son presentadas por las autoridades como predicciones catastróficas. Me parece que además de una manipulación es inmoral.
El
cambio de paradigma de las ciencias de la naturaleza se pone en evidencia con
el CC, desde el mismo momento en que se introduce el peso de la actividad
antrópica, el fenómeno físico se socializa y escapa a la demostración
experimental. Ahora el futuro del clima es una valoración ideológica.
Como vemos, el fenómeno físico ha pasado a un segundo plano, el cambio del clima global es algo supeditado al devenir de las sociedades humanas. Por otro lado, dentro de la significancia ecológica del asunto, conviene recordar que durante las últimas décadas del siglo XX algunos ecólogos advertían que se estaba perdiendo la visión holística en los trabajos ecológicos9. Esto es, se hacía imposible el conocimiento de los fenómenos globales, en su complejidad, que ha venido a cubrirse por los estudios del CC reducidos a fenómenos físicos de la dinámica de fluidos y la termodinámica, lo que dista mucho de considerarse una perspectiva ecológica. Por analogía, la enfermedad es mucho más que la fiebre, ésta es solamente un síntoma de algunos gravísimos problemas que apenas aparecieron sobre el planeta y ya amenazan nuestra salud y a todos los ecosistemas naturales. Singularmente nuevas sustancias de síntesis que van desde biocidas a plásticos, tóxicos que están afectando a todos los organismos vivos, han entrado en la cadena trófica de todos los ecosistemas terrestres y están en nuestros alimentos.
Por otro lado, una valoración social o económica negativa del efecto del CC resulta muy arriesgada, pues la mayor parte de las tierras emergidas de nuestro planeta están en zonas frías del hemisferio norte. La valoración correcta de las medidas que deban tomarse en cada país, o en Europa, han de ponderar correctamente el esfuerzo, centrado en hacernos resilientes frente al cambio del clima. Esto supone priorizar medidas con efecto directo sobre el territorio, a diferencia de la descarbonización global.
Seamos prácticos y racionales. Un esfuerzo tan patético como inútil para solucionar un problema global resta capacidad para tomar las medidas útiles locales. Por ejemplo, pasa cuando se toman medidas (prácticas o inútiles) para evitar la subida del mar en todo el planeta, mientras que nuestras administraciones no toman las necesarias para evitar las consecuencias de este problema en nuestras costas. De igual modo podríamos hablar de las temperaturas o la sequía.
Conclusión:
Los climatólogos trabajan con modelos que presentan una notable incertidumbre10, lo que ha dado pie a que dentro del rango de predicciones frecuentemente sean difundidas las más extremas por la tendencia morbosa y sensacionalista de la prensa. Actualmente el IPCC introduce valoraciones sociales (y por tanto ideológicas) en estos modelos físicos haciendo que sus proyecciones sean totalmente impredecibles como lo pueda ser el futuro económico, siendo esta creación el ente llamado CC que además es presentado como una emergencia que requiere de actuaciones urgentes11. Este trasfondo está ocultando la realidad al pueblo soberano, puesto que le resta su capacidad de decidir por disponer de conocimiento viciado, y da pie a la imposición de políticas entorno a un supuesto consenso con fuerte calado económico y social que supedita el posterior trabajo científico.
NOTAS
1.- En agricultura de alto rendimiento se llega a aditar gas carbónico en la atmósfera cerrada del invernadero para incrementar el crecimiento del cultivo. Aunque no solamente pueden beneficiarse variedades productivas, prueba de que es algo general en todo tipo de plantas, incluso las acuáticas, es el uso común de difusores de gas CO2 entre los aficionados a la acuariofilia, el incremento del gas disuelto en el agua es un requisito para alcanzar la lozanía del acuario muy plantado.
2.- La vida en la Tierra es posible, entre otras cosas, porque hay una retención del calor que genera la radiación solar. Esto es especialmente importante durante la noche, cuando la zona no iluminada de la Tierra pierde calor al espacio, y el agua, que actúa de acumulador, libera ese calor. Tenemos también la retención de la radiación infrarroja (calor) que desprende la superficie terrestre, por ciertos gases de efecto invernadero, como el CO2, aunque nuevamente el mayor responsable del calentamiento es el vapor de agua. Obviamente la contaminación ha incrementado la concentración de partículas, aerosoles y gases varios que modifican la retención de calor en la atmósfera. A principios del siglo pasado se temió que las partículas (hollín) pudieran crear cierta opacidad y un enfriamiento, actualmente se muestra más interés en entender el papel de los aerosoles, es una asunto a debate.
Los datos de concentración de gas CO2 en la atmósfera desde que se miden directamente (por ejemplo la serie de datos de la NOAA del observatorio de Mauna Loa en Hawaii) son poco cuestionables. El resto de los datos históricos se obtienen por métodos indirectos (proxy data) como el análisis de las burbujas de aire contenido en el hielo, fiable para calibrar la concentración del CO2 atmosférico para grandes periodos remotos, más dudoso en periodos tan cortos y recientes como décadas del siglo XIX.
3.- ¿Cómo es posible determinar la temperatura media del planeta? ¿Dónde ponemos el termómetro? Estamos ante datos estadísticos tratados, los datos reales se concentran en unas relativamente pocas estaciones en los lugares de la Tierra más desarrollado del hemisferio norte, el resto se valora de forma indirecta. Si tenemos en cuenta que el incremento evaluado de la temperatura media global según la NASA sería de 1,15º C desde 1880, esta tendencia al calentamiento resulta una valoración ecológica muy significativa. Pero si los planteamos como una progresión de la temperatura, supone incrementos lineales de 7,7 milésimas de grado al año, poco significativo en términos estadísticos dada la precisión de las mediciones antiguas (medio grado centígrado generalmente). Por tanto, tiene poco sentido una correlación lineal con el incremento del CO2, algo que tampoco sería esperable a más largo plazo dadas las sinergias en ecología, solamente se puede deducir que se observa una tendencia a aumentar la temperatura media global.
Estos pequeños incrementos de la media son muy sensibles a la calidad de los datos de partida. Por eso es importante tener en cuenta que las series de datos climáticos de las estaciones principales (aquellas más antiguas) están alterados por la isla de calor urbana generada en el último siglo y más en los últimos 50 años por la conurbanización. Entonces los datos históricos de una determinada estación no son comparables sin una corrección que tiene el riesgo de introducir un sesgo, intencionadamente o no, para adaptarlo a lo buscado como es conocido que parece que pasó en el caso de los datos que condujeron a Mendel a las leyes de la genética.
4.- Un incremento de 1,15º C en 170 años no nos dice nada que podamos entender como experiencia, como sí lo es el recuerdo de una buena otoñada para el pastor, o aquel invierno tan frio y seco que lo recuerda el agricultor pues perdió la cosecha de cereal. Estos recuerdos son datos extremos de “el tiempo” que crecen con el tamaño de la muestra; mientras que quedan ocultos en el valor estadístico, pues es una homogeneización de estos datos.
5.- En la web “el tiempo.es” se hacía una predicción en un artículo “¿Cómo será el otoño 2023 en España? Más cálido de lo normal y con algo más de lluvia.” Por Mar Gómez, 29 de agosto de 2023. En el mapa mostraban una previsión de normalidad para el sur y suroeste, y más lluvioso de lo normal para el norte y este. Por tanto la previsión era de un otoño más húmedo de lo normal en Cataluña. Una predicción así, a tan largo plazo y fuera de estación era muy arriesgada, de hecho la misma climatóloga hizo otra el 2/10/23 en que se cambiaba en gran medida la situación, trasladando el incremento de lluvias a la mitad oeste.
Un inciso. El asunto del CC nos lleva una y otra vez al mismo punto de partida que es la política y su simplificación de fenómenos extraordinariamente complejos. Que llueva o no es un fenómeno físico; pero no se confunda, la sequía actual es una consecuencia de la planificación hidrológica, de la misma forma que el déficit económico lo es de la política económica. Entonces, recuerden como a raíz del conflicto de Ucrania se encareció mucho la electricidad y esto motivó a las empresas energéticas a aprovechar la coyuntura con el desembalse de las hidroeléctricas, con el apoyo del gobierno, último responsable de la planificación hidrológica, energética y ambiental: precisamente, porque la energía hidroeléctrica se prima por ser energía renovable. Esta confluencia es tan poderosa que casi todo lo que encontrarán en una búsqueda por internet que relacione sequía y energía hidroeléctrica es preocupación y lamento no por el agua perdida, sino por no seguir desaguando.
¿Objetivos de los ODS? Turbinar el agua embalsada y eliminar presas. Tal vez por eso la Ley de Economía Circular de Andalucía en su art. 62, en los apartados 6 y 7 se prioriza la inversión, construcción y uso del agua de las desaladoras, convencidos por una legislación europea que no comprende esta locura de hacer obras que impiden a las aguas correr libremente en un país de sequía recurrente. ¿Planificación, resiliencia, prevención...en serio?
Si sustituimos el agua embalsada por agua desalada. No tendremos ningún beneficio, salvo la disponibilidad ilimitada del agua de mar. Las principales consecuencias negativas serian el mayor consumo de energía eléctrica, incremento de la salinidad del mar en la costa, pérdida en la laminación de avenidas, pérdida en la producción energía hidroeléctrica y pérdida de caudales ecológicos en periodo seco.
6.- El descubrimiento de la dinámica caótica del modelo fue causal, al redondear los datos de partida en la simulación por ordenador. Para explicarlo más gráficamente, Lorenz creó el mito del efecto mariposa, algo así como que el aleteo de una mariposa en alguna parte del planeta podría desencadenar un huracán en Texas. La consecuencia de este descubrimiento, es que era imposible predecir el tiempo a unos pocos días vista, un instante dentro de la dinámica, sin embargo el sistema cae hacia un lugar (un espacio más bien) que es el atractor extraño (que gráficamente tiene forma de mariposa). Es así como se salva la aparente contradicción de que sea imposible determinar con precisión la dinámica a corto plazo (el tiempo meteorológico), y nos atrevamos a proyectar el clima futuro dentro del amplio rango de incertidumbre en el atractor.
Conviene no olvidar en ningún momento que estos modelos son una simplificación de la naturaleza real. En la divulgación, intencionadamente o no, se incurre en el error de dar igual valor a la simulación de un modelo numérico que a los resultados de un experimento basado en observaciones. Precisamente son las observaciones actuales y las futuras las que irán corrigiendo el modelo, pero seguirá sin haber certeza. Por eso ha de entenderse que no se puede predecir una determinada reducción de la lluvia o un incremento en las temperaturas para un lugar dado, solamente lo que los modelos dicen entorno a un escenario conforme a los conocimientos actuales. Esta forma es muy parecida a los modelos económicos, que no predicen el futuro, más bien sirven para explicar el pasado.
7.- Todo el mundo entiende el alejamiento de la realidad que producen los resultados estadísticos, que depende de cómo se modelan los datos. «Los datos hacen los modelos globales, pero los modelos de los datos también hacen los datos, pues no hay datos en bruto y los registros climáticos son periódicamente reanalizados mediante diversas técnicas (data assimilation, analysis, reanalysis). La carga teórica de la observación es uno de los tópicos de la filosofía de la ciencia más presentes en las ciencias del cambio climático: “there is no such thing as an observation separate from modeling” (Edwards 2010 352).
8.- El voluntarismo político solamente
puede conducir al fracaso si no va avalado por estudios serios. En este caso
resulta muy ingenuo creer que alguna vez se cumplirán los compromisos de las
cumbres del clima. La voluntad política no basta ni
para modificar el escenario local, como fue el intento de potenciar los huertos
solares en apoca del presidente Zapatero que llevaron a la ruina a muchos
particulares y a un descuadre importante de los fondos públicos que aun estamos
pagando. En todo caso el dilema de la
actuación o no del Estado en las energéticas es falso, ¿piensan ustedes que las
centrales nucleares e hidroeléctricas nos las regalaron?
https://www.elmundo.es/mundodinero/2010/04/12/economia/1271063308.html
9.- La ecología nace como una ciencia de síntesis que pretendía tener la necesaria visión de conjunto, aunque por su complejidad fue perdiéndola en los avances de los estudios más especializados, siendo uno de los últimos exponentes de la ecología holística el español Ramón Margalef.
10.- El progresivo alejamiento de la física matemática de lo experimental hace que poco menos que tengamos que decidir entre ser escéptico o creyente. Ortega llegó a decir que hasta la teoría de la relatividad cualquier filósofo podía llegar a entender la física. Posteriormente sería el propio Einstein el que se mostrará escéptico acerca de la mecánica cuántica (“Dios no juega a los dados”). ¿Qué hubieran pensado ambos intelectuales sobre predecir el clima del futuro con grandes ordenadores que trabajan con datos estadísticos?
Aparte de la incertidumbre de los modelos matemáticos de dinámicas del caos, hay otras identificadas:
· Insuficiente valoración de la radiación solar, o de procesos naturales impredecibles y no lineales, como el vulcanismo, una eventual interrupción de la circulación termohalina en el Atlántico Norte, la liberación del clatrato de metano de los fondos oceánicos y diferentes sinergias ecológicas.
· Comprensión limitada de otros fenómenos antrópicos cuyos efectos no son por ahora tan bien conocidos. Principalmente el forzamiento debido a los aerosoles, también algunos autores señalan el calor generado por la urbanización de los continentes o por los cambios en el uso del suelo (Kalnay & Cai 2003).
· Incertidumbre programada. Además de la incertidumbre sistémica del modelo físico aparece la necesaria integración de modelos económicos o lo que se quiera entender como implementación de “políticas de lucha”. Esto hace que la previsión futura del comportamiento del clima, sea no solamente imposible de conocer, sino que forma parte del voluntarismo político.
11.- Tengo la sensación de haber vivido algo así con la pandemia del COVID-19. La tentación del gobernante de usar a su beneficio la situación de excepción y hacer algo de ella permanente con la llamada “nueva normalidad”. El CC puede convertirse en una eterna situación de excepción que excluya el debate tradicional entre políticas de izquierda y derechas.
Bibliografía:
Edwards, Paul N. A Vast Machine. Computer Models, Climate Data, and the Politics of Global Warming. Massachusetts: MIT Press, 2010.
Kalnay, Eugenia y Ming Cai. “Impact of Urbanization and Land-Use Change on Climate”. Nature 423 (2003): 528-531. <10.1038/nature01675>
Madrid Casado, Carlos M. “Filosofía de la ciencia del cambio climático: modelos, problemas e incertidumbres”. Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia 20.41 (2020): 201-234. https://doi.org/10.18270/rcfc.v20i41.3193
Margalef, R. (1977) Ecología. 2ª edición, Ediciones Omega, S.A., Barcelona.
Strahler, A. N y A. H. Strahler (2000): Geografía física, Barcelona, Omega, 636 pp.
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