jueves, 16 de agosto de 2018

EL PARADIGMA AMBIENTAL

Jamás hubo tanta y tan accesible información global gracias a las redes. La educación, entendida en este contexto como la adecuada formación de niños y jóvenes para hacerlos personas socialmente útiles, depende más que nunca de la interpretación de esa fuente de conocimiento. Siendo así que lo que entendemos por educación ambiental, no deja de ser una interpretación o doctrina.

La educación no es un sinónimo de conocimiento, pero una buena educación parte de la adquisición de conocimientos.

Quiero subrayar que esta "educación ambiental" no deja de ser una educación cívica,  una adaptación de nuestra conducta a nuestro entorno social y cultural. Por tanto, aunque use el termino "ambiental" piensen que se trata de esto.

Una pareja de sordomudos tuvieron un bebé completamente sano, es decir, sin problema alguno de audición. Sus padres pensaron que al niño le estimularía la televisión y lo colocaban frente a la tele muchas horas con la esperanza que la falta de comunicación oral de sus padres no le retrasara en su capacidad para el lenguaje.  Sin embargo, en una revisión, el pediatra advirtió del retraso en el área del lenguaje del niño que pudo corregirse con el contacto diario con una persona que le hablara.
Este es un caso real que nos enseña como la capacidad para desarrollarnos en todos los sentidos, requiere de la interacción entre las personas.

Por tanto,  cuando hablamos de educación, es tan importante el mensaje como la manera en la que se transmite el mensaje.

Podríamos decir que muchas cosas que aprendemos con esfuerzo en la escuela se olvidan fácilmente y las consideramos de poca utilidad en la vida; mientras que otras cosas que consideramos importantes las aprendemos del contacto con nuestro entorno que son tanto las personas como el medio ambiente. Esta interacción marca nuestro aprendizaje, cómo somos socialmente, tal se insiste desde la psicología.

Dentro de la educación reglada, encontramos que lo que podemos llamar educación ambiental es una disciplina diferente a otras puesto que todos necesitamos entender de nuestro entorno y relacionarnos con él, por lo que nadie carece de una educación ambiental, aunque si puede no saber nada de filosofía, ciencia o ser analfabeto. Por tanto, lo que entendemos como  educación ambiental es una enseñanza encaminada a corregir una mala conducta o/y información ambiental. Esto es así dado que la educación (o información) la recibimos con más fuerza fuera de un aula, en contacto con una realidad.

En este sentido, no se puede esperar que un niño urbano occidental generalmente sobre protegido que aprende a disponer de lo necesario para su confort abriendo un grifo, la nevera o la calefacción de la casa,  pueda comprender la importancia de las relaciones ecológicas de la misma forma que el niño que vive en la selva.
Por tanto el fracaso de una adecuada educación ambiental se da cuando el paradigma que transmitimos a los escolares no les llega o es un absurdo a sus conceptos previos adquiridos de forma autónoma.
Ya sea en el medio urbano o en los entornos  rurales, ¿adquieren los niños de forma autónoma los valores  de comportamiento o  de motivación más aconsejable para la convivencia?

Precisamente, muchos valores que están en la educación ambiental y que son transversales dentro de la educación cívica y que podríamos generalizar como el respeto hacía los demás; serian más permeables en los ciudadanos si fuesen práctica habitual de todos los responsables públicos y no una permanente declaración de intenciones. Pues lo que se transmite es que queremos progresar; pero, no llegamos.

En definitiva, la buena educación (ambiental) se gana con la practica y se pierde con las intenciones.


Miren, no he tenido la suerte de viajar a Japón, pero si tengo amigos que han visitado este país y me han contado como en las calles no hay papeleras. Hago la siguiente reflexión al respecto: ¿de que sirve que pidamos a los ciudadanos que sean limpios cuando detrás de ellos hay un empleado público dispuesto, no ha llamarles la atención por su incivismo, sino a recoger su basura?




By User:Geofrog - photo taken by User:Geofrog, CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=740138


Ya he comentado el paralelismo entre información y educación ambiental, pues bien, en los últimos años el foco se ha alejado de nuestro entorno inmediato para transmitir la problemática ambiental global. Es decir, el canal de información referente al medio ambiente está de alguna forma sobreexcitado  con un  mensaje catastrofista a nivel planetario que trasmite miedo y justifica la toma de todo tipo de medidas.
Dirán, en consecuencia que estoy equiparando de algún modo los problemas ambientales con el terrorismo. No es mi intención, pero no me negarán que desde la política se hacen comparaciones en este sentido como llamar a los responsables de los incendios forestales "terroristas".
¿Cuál es el tono adecuado?

Llegado a este punto, quizá no estén de acuerdo en algunas de las cuestiones planteadas pero estarán conmigo que usar el miedo no es la mejor manera de educar a nuestra juventud y que una sociedad con miedo ya no es una sociedad libre.

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