LA CAUSA QUE ESTÁ DETRÁS DE
LOS GRANDES INCENDIOS FORESTALES
Esta es la opinión de ingeniero
forestal que ha trabajo durante tres décadas gestionando montes en la
administración forestal andaluza y tiene experiencia en la extinción de
incendios.
Actualmente en España se
produzcan los incendios más grandes de toda Europa. Siguiendo las estadísticas la
virulencia y el tamaño de los incendios no ha dejado de crecer desde la década
de los 70 del siglo pasado.
Muchos, empezando por el
Gobierno, quieren hacernos creer que la causa de los llamados incendios de 6ª
generación (denominación, por otro lado, ridícula) es el cambio climático. Si
esto fuese así, tendríamos un referente del nuevo clima, tal vez Marruecos que
está más al sur, pero no es así.
Si analizamos con cierta seriedad
los cambios que se han producido en pongamos los últimos 50 años, en nuestros
campos y montes, veremos una transformación total de los usos y ocupación del
territorio, mientras que el clima local ha
variado bastante poco. Por tanto, ante
la constatación del abandono de prácticas tradicionales de recogida de leñas,
del pastoreo, de los pequeñas explotaciones agro-silvo-pastorales
tradicionales. En definitiva, de una modificación muy sustancial del ecosistema
agrario y forestal, es estúpido no reconocer que esto no vaya a tener
consecuencias. Esta es la verdadera realidad incomoda, en donde se encuentra el verdadero
negacionismo.
Siguiendo la perspectiva del
movimiento ecologista, su conocimiento de los sistemas ecológicos es irreal, ya
que pretenden excluir a las gentes del
campo. Demuestran su total ignorancia de los ecosistemas mediterráneos que se
han formado con el ser humano dentro, durante el Neolítico. Diría más, el nuevo
modelo que pretenden crear, sin los usos tradicionales, introduce por la puerta de atrás igualmente
el factor antrópico pero ya no como parte integrante del sistema, es externo a
él y en consecuencia produce un desorden de consecuencias caóticas e
imprevisibles, impactando con la contaminación de las zonas industriales y
urbanas, además del uso lúdico y recreativo.
Hagamos un breve repaso de las
causas objetivas de que se produzcan incendios más grandes:
Estado forestal
Ø
Superficie forestal(1): España cuenta
con la mayor superficie forestal de la UE, después de Suecia, prácticamente la
mitad de la superficie del país es forestal. Asimismo cuenta con la mayor
superficie de monte público (un 30 % de la superficie forestal
aproximadamente). También es de destacar que
la superficie forestal protegida es mayoritaria puesto que además de
todas las figuras de protección europea,
estatal y autonómica,
añadimos los montes públicos dada
la alta protección que le otorga la legislación actual que los equipara con
bienes de dominio público.
Ø
Baja explotación: Tenemos unos niveles de
explotación muy bajos comparados con otros países como Francia, Alemania,
Suecia o Finlandia que mantienen la mayor parte de sus masas forestales
orientadas a la extracción de madera y biomasa combustible. La ordenada gestión
del bosque con aprovechamientos, reduce significativamente el daño de los
incendios, al disminuir la carga y la continuidad vertical y horizontal del
combustible. La baja explotación de nuestros montes es en parte derivada de la
protección del monte pero también de una escasa rentabilidad debido a las malas
comunicaciones (distancias, orografía) y porque los productos se han depreciado
mucho por la competencia exterior.
Ni que decir tiene que un monte rentable y
explotado libra a la administración de
tener que hacerse cargo de las labores preventivas.
Ejemplos de
explotación sostenible tradicional en España
son raros, pero podemos señalar algunos montes comunales(2) o
de mano común explotados por los vecinos desde hace siglos para la producción
de madera en Castilla. Este es un
ejemplo de fijación de población en un territorio, conservación del patrimonio
natural y sin duda de preservación del monte del fuego.
Vegetación
Una de las características
propias de la vegetación natural de nuestros montes es su adaptación a fuego,
por eso se dice que es amiga del fuego: pirófita. Los pinos mediterráneos (especialmente
carrasco y negral) producen resinas muy inflamables. De la especial adaptación
a fuegos repetidos (cada 20 años por ejemplo) da muestra el que mantienen
dentro piñas secas de años anteriores un banco de semillas y estas piñas son especialmente
inflamables como sabe todo el que dispone de ellas para encender la chimenea.
Otra adaptación al fuego es ser
resiliente, por ejemplo el pino canario es el único que rebrota y no muere al
quemarse. Mientras que las especies nobles que están con nosotros desde el
terciario, acumulan reservas en la base
del tronco y tienen una gran capacidad para brotar de cepa después de quemada
la parte aérea. Ejemplos son madroño, mirto, lentisco, acebuche y por supuesto
las quercineas como encina, alcornoque, quejigos y roble mejolo. En el caso del
alcornoque, su corcho es una clara adaptación al fuego.
Algunas especies han evolucionado
para perpetuarse mediante el fuego muy repetido, como aulagas y jaras. De estas
últimas tenemos en la mitad occidental la jara pringosa, llamada así por
presentar en verano una resina muy inflamable cubriéndola (el ládano).
Curiosamente el jaral decae si no hay
incendios, llegado el momento las viejas jaras mueren sin renovación porque las semillas necesitan del fuego para
germinar, y dan paso a otras especies.
Clima
El clima mediterráneo se
encuentra presente en otras zonas del mundo pero sin gran extensión ( por
ejemplo California, zona de Valparaiso en Chile, El Cabo en Sudáfrica y extremo
sur de Australia). Lo que caracteriza a este clima es un verano seco y
caluroso, en contraste con un invierno suave y húmedo. Por tanto, se da una combinación perfecta
para que durante el invierno se cree pasto que arda en verano, especialmente
cuando se juntan las condiciones de baja humedad ambiental, viento y altas
temperaturas.
Sin embargo, el fuego natural en
la mayor parte de nuestros montes
mediterráneos es poco frecuente pues no
suele haber tormentas de verano. Por
tanto, la especial adaptación del monte al fuego debe responder al uso desde
épocas remotas del fuego como forma de abrir el monte cerrado al pasto del
ganado y para la roturación rotacional de pueblos nómadas. Este proceso de adaptación se produce en el momento en que se
va estabilizando el clima mediterráneo actual, no olvidemos que el Neolítico es
consecuencia directa del último gran cambio climático.
Visto con perspectiva, el
proceso de formación del monte
mediterráneo no ha sido uniforme, ni en el tiempo ni en el territorio, por eso encontramos alteraciones importantes
en las que un tipo de formación u otra han dominado con alternancias como
pinares o robledales. Los datos aportados por las muestras de polen fósil
distan mucho del ideal de bosque clímax permanente. En buena lógica estas
modificaciones que calificamos como naturales deberían de seguir
ocurriendo, aunque solo fuese
porque el clima presenta una continuada alteración.
Uso del suelo
Volviendo a lo dicho con nuestra
vegetación mediterránea, es admitido que está adaptada a la explotación,
especialmente al uso del fuego y aprovechamiento del ganado. Pero mientras de forma natural se daban las condiciones
para los prados de climas atlánticos y algunas zonas húmedas de montaña, incluso
por una vegetación ya preadaptada a los
grandes pastadores (bisontes o mamuts) de
la última era glacial, actualmente no hay pastadores salvajes equivalentes, los
ciervos, cabra montés o corzos son ramoneadores. Esto era imposible en el clima
mediterráneo, y se llegó a una solución de compromiso que fue la explotación
del pasto temporal bajo arbolado, pero este difícil equilibrio creado por nuestros
antepasados que llamamos dehesa(3) se rompió con el tractor, cerramientos
y suplementos en forma de piensos industriales. Otra muestra de cómo el monte
mediterráneo es resultado de la cultura y de cómo no entenderlo nos lleva al
desastre ecológico.
El abandono de la dehesa es muy
sintomático, ya que el suelo se cubre de especies que son indicadores de un
alto grado de degradación como la jara que, como se indicó, propaga el fuego
con suma facilidad.
El paisaje tradicional apenas
cambió durante siglos hasta mediados del siglo XX con el abandono de la trashumancia
primero, la aparición del tractor y el éxodo del campo a la ciudad que aún hoy continúa
y que en sí, ejemplifica el problema. Lo que llaman los políticos la “España
vaciada”.
Hace un siglo, los incendios no
eran el gran problema ya que casi todo el territorio estaba sometido a cultivos
y extracción de leñas para
carboneo, incluso aulagas y jaras fueron
aprovechadas en panaderías y los hornos
de los tejares. El espacio forestal
estaba muy compartimentado, con un
complejo de setos, herrizas, huertos, prados para el ganado y monte adehesado
que rompían la continuidad del fuego. Un año como este de 2025, bajo las mismas
condiciones climáticas favorables para los incendios no hubiese tenido las actuales consecuencias. Me refiero
a una primavera especialmente húmeda, que en lugar de un problema para el
verano, hubiese sido una bendición hace décadas, aprovechándose el pasto que no habría llegado
a agostarse espigado y alto, favoreciendo el fuego como ha ocurrido. Entonces
ni había ni podían permitirse la compra de piensos, y el mantenimiento del
ganado implicaba el movimiento comarcal o
aprovechando los pastos y rastrojos; e incluso lejos con la
trashumancia. Las vías pecuarias están ahí,
no es leyenda.
La mejor manera para entender la
causa de los incendios es comparar los montes andaluces con los similares por
clima, suelo, orografía y vegetación, que se encuentra al norte de Marruecos(4)
con unos usos como los de hace un siglo aquí, por eso allí no se producen estos
incendios gigantescos. Esto desmonta la falacia de que es el cambio climático
el responsable.
Las causas de los incendios hoy son múltiples, pero muchas asociadas a
actividades nuevas como el uso recreativo de las gentes de la ciudad. Así en Andalucía
se prohibieron el uso de las
barbacoas en las áreas habilitados para este fin durante el verano. Por otro
lado, el incremento del senderismo y acampada es un riesgo potencial
importante, solamente hay que ver la basura abandonada para darse cuenta que los
senderistas no van a ser especialmente cuidadosos con materiales potencialmente
iniciadores como colillas o cristal, ni
aún con el uso del fuego, aunque esté prohibido. Otro origen de incendios por descuido
se debe a la actividad en viviendas de fin de semana, usando como antaño el
fuego para desbrozar o limpiar la maleza del huerto, sin las precauciones
debidas.
Una causa muy frecuente es la de
fuegos producidos por accidentes o descuidos con motores térmicos o máquinas
que sueltan chispas, tanto eléctricas como por en piedras de cuarzo como es el
caso de aperos del tractor. Aquí tenemos una casuística que va desde trabajos
forestales, agrícolas, obras públicas, mantenimiento de líneas eléctricas, etc.
Administración
La consecuencia directa de que
tengamos tantos montes con riesgos cada vez más elevados de grandes
incendios se debe primero a la necesidad de unas labores de prevención
y después de extinción. Lo pongo en este
orden para que se entienda mejor aquello de más vale prevenir. Sin embargo, en
nuestro país las comunidades autónomas dedican mucho más dinero a la extinción.(5)
Esto produce una disfunción laboral y social, pues los bomberos trabajan
mayoritariamente de forma temporal, que no parece ni lo digno ni lo adecuado
para mantenerlos en forma. El que haya trabajado en extinción (el que escribe
lo ha hecho) conoce las penalidades de moverse por el terreno accidentado de
nuestros montes bajo la presión del humo y las llamas, queremos que tengan
superpoderes en verano y el resto del
año los dejamos aparcados.
Una gestión eficaz haría que este
personal estuviese todo el resto del año
trabajando en el monte en
prevención y en extinción en verano. Preparándose, conociendo con detalle el
terreno.
Aunque lo razonable, tal como lo
indican la mayoría de los técnicos en la materia, es dedicar más dinero a la
prevención, dado que la necesidad de trabajos por la administración en el monte
es mayor por los motivos anteriormente expuestos. Al ser el presupuesto limitado, se debería
derivar una parte del costoso presupuesto de extinción a la gestión preventiva
con el mismo personal, con lo que habría una mejora en la eficacia y reducirían
los costes. Hay que decir que no por gastar más directo en helicópteros se
apagan antes los grandes incendios, es más, a veces ni siquiera es posible usar
los costosos medios aéreos (de noche o
con fuerte viento), y tampoco puedes arriesgar la vida de los brigadista cuando
no cuentan con unas mínimas garantías de seguridad. Y estas condiciones son ya intrínsecas
de muchas zonas por relieve o falta de accesos, en dónde lo único prudente es
dejar que se queme el monte y no exponer inútilmente a los bomberos.
En España, y siguiendo el
articulado de la Constitución, las competencias en situaciones de emergencia
como estos grandes incendios y aún más
si rebasan los límites de una comunidad autónoma es del Estado. El mismo Gobierno
de la Nación se contradice cuando acusan al cambio climático global, un
problema que por definición rebasa los límites de la comunidades autonómas.
En todo caso los incendios grandes siempre han de ser
supervisados por el Estado, y éste contar con buena parte de los medios de
extinción, bien porque sean suyos como
que se pongan a su disposición los de las CCAA. Esto es así, dado que en primer
lugar el Estado está obligado a proporcionarnos la protección sin importar en qué
lugar de España vivamos (art. 5.2 Ley 17/2015(6) y 139.1 CE): en segundo lugar, porque los
medios son dispares como lo son las mismas CCAA, no pueden compararse por
ejemplo La Rioja y Castilla León, por ejemplo. Y no tiene sentido que los
medios estén disponibles y parados a la espera que rebasen el límite regional,
cuando la intervención es más eficaz en las primeras etapas de un incendio, es
preferible ayudar a la comunidad limítrofe en su territorio y extinguir allí el
fuego que no dejarlo que se convierta en un monstruo cuando entré en tu
territorio. Pero esto, es algo que no depende las CCAA, sino de la obligada
coordinación del Estado(7).
Política
Por desgracia el enfoque de los
políticos no va a ser el correcto, alejándose de la solución. A ellos no les
interesa escuchar a los técnicos independientes, solo miran para sus propios
intereses, no enfocan en la realidad sino en lo que quieren que creas: su
partido tienen la solución a todos los males que son creados por los otros
partidos. No hay más.
Es ridículo que se culpe al
cambio del clima, que es algo apenas significativo en estos últimos 40 años,
comparado con la descomunal transformación del paisaje abandonado de nuestros
montes y campos. ¿Creen ustedes que es
gracias a los políticos marroquíes que
no hay grandes incendios en el Rif? Es
indignante cuando se hace para exculpar la responsabilidad y transmitirnos, una
vez más, que tampoco tienen la solución.
Puesto que un pacto de estado contra el
cambio climático tiene el mismo sentido que hacer un pacto contra la malaria,
las guerras, o la violencia.
Sacar el cambio climático de paseo
no es muy distinto a hacerlo con la virgen para que llueva. Si llueve
será la virgen y si no también.
Notas:
(1) En España la superficie
forestal ocupa el 55% del territorio nacional
siendo monte público el 30%. Los
datos de Andalucia (IMA 2023) EL 50.7%
de la superficie de la comunidad autónoma es forestal y de esta algo más
del 25% monte público.
(2)Hay que decir que los derechos
de los pueblos sobre los montes son de origen medieval ( del derecho germánico
de los visigodos mayormente) y durante siglos han sido atacados por municipios
y el Estado haciéndolos perder la condición legal original. En la actualidad
son las propias legislaciones autonómicas las que intentan acabar con este
derecho ancestral.
(3) La dehesa tradicional como sistema etás literalmente muerta porque
no se regenera, el árbol sufre y entra en decaimiento, debido a cambiar su uso
manteniendo el ganado todo el año con cargas elevadas dentro de cerramientos,
usando la grada del tractor para mantener al matorral, etc.
(4) De aquella época lejana del
protectorado, aún había recuerdos de
algunos viejos funcionarios del cuerpo de montes que trabajaron en Marruecos gestionando los montes públicos. A propósito,
este país nos envió dos aviones anfibios
Canadair para ayudar a combatir esta ola de incendios de agosto de 2025.
(5) En el caso de Andalucía ( datos IMA 2023)
la gestión preventiva es de 36
Millones y la extinción 140 Millones.
(6) Ley 17/2015, de 9 de julio,
del Sistema Nacional de Protección Civil.
Artículo 5.
Derecho a la protección en caso de catástrofe.
...
2. Los
poderes públicos velarán por que la atención de los ciudadanos en caso de
catástrofe sea equivalente cualquiera que sea el lugar de su residencia, de
conformidad con lo establecido en el artículo 139.1 de la Constitución.
(7) Definición. Son emergencias de interés
nacional:
Artículo
28.
...
2. Aquellas
en las que sea necesario prever la coordinación de Administraciones
diversas porque afecten a varias
Comunidades Autónomas y exijan una aportación de recursos a nivel
supraautonómico.
Artículo
29. En los supuestos previstos en el artículo anterior, corresponderá la
declaración de interés nacional al titular del Ministerio del Interior, bien
por propia iniciativa o a instancia de las Comunidades Autónomas o de los
Delegados del Gobierno en las mismas.
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