domingo, 6 de noviembre de 2022

DEL MIDCAT AL CORREDOR VERDE

 

Europa  no tiene claro cuáles son sus deberes ambientales en materia energética, más bien parece que vamos ciegos cacareando el desastre ambiental sin un plan claro para la descarbonización planetaria.

Ahora la crisis provocada por la guerra de Ucrania nos obliga a tomar medidas apresuradas. Salvémonos ahora, y después el planeta.

Descarbonizar la economía -y nuestras vidas- se han convertido en un mantra que encierra un enigma dentro de una incógnita. ¿Cómo se hace?

Por un lado Europa no puede decidir arrogantemente el futuro planetario.  No basta con predicar con el ejemplo. Para exportar nuestro modelo, además ha de ser convincente y empática con los países en desarrollo y especialmente con los que son productores de hidrocarburos; ahora, más bien, parece que somos el hazmerreir del llamado mundo emergente.

¿Dejamos de consumir gas natural? Tenemos reservas para muchas décadas de gas natural, siendo dependientes de terceros que por otra parte venderán este gas.  Es un dato que el comercio de gas natural no ha dejado de crecer solo frenado por la pandemia del COVID-19.   Europa solo es un consumidor, apenas influirá en el consumo, tal vez si dejáramos de consumir gas incluso se abarate haciéndolo más atractivo para los países en desarrollo, nuestro ahorro de gas tal vez lo adquiera China o la India. Por otro lado, sería paradójico que Europa se abstuviese de  quemar gas natural (metano principalmente) cuando es uno de los mayores responsables del incremente de este gas con un poder 34 veces superior en el efecto invernadero que el dióxido de carbono. Ya saben, la culpa lo tiene nuestro alto consumo de leche y carnes rojas (rumiantes como vacas, ovejas y cabras).

Luego, el asunto del gas natural de ha de valorarse globalmente. ¿Será posible llegar a acuerdos? ¿Y con el petróleo?



La realidad es que los gases de efecto invernadero, no se comportan como los contaminantes que producimos que dañan nuestro suelo, agua, aire, la salud y vida salvaje de nuestro entorno.  No es algo tangible que está en manos de nosotros o al menos de nuestras autoridades, no es algo remediable mediante normas.  En realidad, forma parte de intereses globales, económicos y estratégicos. Si no entendemos esto todo será bla, bla, bla… como decía Greta Thunberg; pero a nivel de influencia en las decisiones globales, la imagen de occidente queda muy dañada, no es de extrañar que se usen niños para la causa, el planteamiento es ingenuo. Esto debilita el prestigio de occidente y por ende de su mensaje, favoreciendo un futuro cambio de paradigma económico y social realmente perturbador para nuestra futura sociedad, la de los actuales jóvenes faltos de herramientas para luchar contra la frustración. Sin embargo nuestra sociedad si produce muchos contaminantes que nos afectan más directamente, a nuestra salud y futuro. Algunos de ellos están en el camino de la descarbonización, puesto que se preconiza una sustitución tecnológica y esto conlleva procesos extractivos, contaminación industrial, residuos….

¿Qué pasará con todo el parque automovilístico si imponemos que sean eléctricos?

Un coche utilitario de gasolina o diésel puede durar en nuestras calles y carreteras más de 20 años antes de su desguace. Una obligación de desguace, motivada por una normativa de sustitución por vehículos verdes colapsaría el proceso de desguaces.  Por otro lado su sustitución requeriría de un esfuerzo sin precedentes de consumo energético y materias primas.

Pero lo que más me preocupa es que todo este maremágnum sirva para esconder poderosos intereses comerciales a los que les trae al pairo el medio ambiente.

Así vemos el plumero en el interés francés de conectar un gaseoducto de hidrógeno, verde dicen. ¿De dónde saldrá la energía para producir la electrolisis del agua para producir hidrógeno? Francia, tiene energía nuclear, más que ningún otro país de la UE.

¿Será que la apuesta verde es realmente amarilla?

Por otro lado no se quiere hablar de combustibles renovables, como el etanol, o el biodiesel. ¿Por qué?

Despreciar estos combustibles renovables es un error, y reducirlo todo al hidrógeno es sospechoso.

No cabe ninguna duda que el futuro requiere del uso combinado de diferentes tipos  fuentes energéticas. Y que las prioritarias han de ser renovables y no dejar residuos peligrosos. Actualmente esto debería descartar la nuclear de fusión,  que deja residuos por milenios, es un recurso no renovable, limitado y extremadamente peligroso. Es más, hasta ahora se han hecho grandes esfuerzos en occidente para que el uso de esta tecnología no estuviera al alcance del resto de  países, dado que es precursora necesaria para el desarrollo de armas nucleares.

Como ven hay muchas contradicciones en occidente y mucho que aclarar respecto a la energía alternativa  a los hidrocarburos.

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