sábado, 9 de mayo de 2020

LAS MATEMÁTICAS DE LOS CONSTRUCTORES DE LAS PIRÁMIDES




Hace 4.500 años, mientras los primeros pueblos de Europa -y otras partes del mundo-  levantaban toscas construcciones de piedra, en una planicie junto al delta del Nilo resplandecía un conjunto arquitectónico sin parangón en grandiosidad y refinada terminación en donde sobresalían tres grandes pirámides como muestra imperdurable de la más antigua y longeva de todas las civilizaciones.
Detalle del papiro matemático Rhind (Wikipedia)

A la luz del conocimiento moderno, ingenieros y arquitectos reconocen su desconcierto; lo que ha dejado el campo abierto a múltiples especulaciones y un destacado corolario: o ellos eran más listos o nosotros somos más tontos. Creo que hay evidencias que demuestran que ambas cuestiones son ciertas.

Estas construcciones son sólo la parte más llamativa del legado del antiguo Egipto, civilización tan fundamental para la historia de Occidente como injustamente reconocida; siendo así que se menosprecia la capacidad de aquellos pobladores del valle del Nilo, diluyendo su importante contribución cultural cuando se adjudica a la civilización helena la invención de casi todo el conocimiento antiguo.

Actualmente este desprecio hacia las capacidades de los antiguos habitantes del Valle del Nilo se hace particularmente patente al atribuirse orígenes exógenos a la más impresionante de todas sus obras. En la Gran Pirámide de Keops, se enfatiza el nivel técnico necesario para trabajar la piedra sin que parezca igualmente grande el que un pueblo se organizara para alcanzar semejante hazaña. Si creemos a Heródoto (el mismo que asegura que el propio Keops prostituyó a su hija para financiar la obra), la pirámide se realizó en solamente veinte años, algo que se ha admitido necesariamente para que tenga sentido la hipótesis de tumba del faraón reinante.

Para ponerse en situación acepte -salvando su escepticismo- la capacidad para trabajar y modelar la piedra -según la versión aceptada- con herramientas de cobre, piedra y esmeril (arena de sílice y tal vez corindón). Y ahora, medite sobre los rendimientos de las demostraciones realizadas y aplíquelo para el conjunto de la obra. Entonces se dará cuenta que ninguna de las explicaciones resuelve ¡cómo demonios pudieron tallar, transportar y colocar con precisión absoluta todos los enormes bloques de una pirámide como la de Keops en sólo 20 años!

Esto viene a suponer una media de ¡Un bloque cada 2 minutos sin descanso, cada día, durante 20 años!(1)

Ninguna de las teorías con rampas, trineos y demás,  nos permiten explicar este ritmo. Ni nos acerca a la increíble demostración de fe y voluntad de alcanzar la perfección. Siendo así que la creencia popular sigue pensando que los constructores fueron esclavos. No es cierto. Los obreros eran campesinos que no podían dejar su ocupación mucho tiempo, de ello dependía el mantenimiento de todo el reino, es de suponer que el grueso de la mano de obra únicamente podía estar disponibles para trabajar en un lapso de tiempo entre cosechas que coincidía con la inundación del Nilo. Además, toda la logística para mantener la producción de las canteras, de las minas, el transporte y colocación de las piedras, así como asegurar el mínimo bienestar de los obreros requería de una organización descomunal. Y es que viendo el resultado final, no nos puede quedar la menor duda de que nada quedó improvisado, o estaríamos hablando de obras que tardarían siglos en terminarse o hubiesen quedado inacabadas. En este sentido me pregunto por qué, habiendo tanto interés en demostrar la técnica usada no ocurre igual con la logística y organización asombrosa.

            Las capacidades extraordinarias del pueblo egipcio no aparecen ni acaban con la Gran Pirámide, están presentes por todo el bajo valle del gran río y evolucionan desde la III dinastía hasta alcanzar pronto su apogeo al comienzo de la IV dinastía, para luego decaer con el imperio medio, no tanto por una decadencia técnica y del arte, simplemente se prefiere el enterramiento hipogeo (excavado en la roca).

            Las pirámides no aparecieron de la nada o caídas del cielo, ya en la edad de piedra los antepasados de los constructores de pirámides tallaban la piedra en el desierto Líbico(2). Esta mejora de la técnica no era suficiente, fue necesaria la figura de un hombre genial para dar un paso gigantesco y ocurrió durante la III dinastía, cuando se crea un revolucionario concepto del conjunto funerario. Se llamaba Imhotep, probablemente el primer sabio de la historia, no solo era el arquitecto real, asumía los principales cargos oficiales como el de sumo sacerdote (Gran  Sacerdote  de  Heliópolis) y canciller, su leyenda trascendió hasta convertirse en un dios de la medicina; pero a lo que aquí nos interesa fue un  experto en ingeniería,  astronomía y por ende de las matemáticas. ¿Estaríamos ante el primer gran científico? Si fuese así, quiero pensar que no estuvo solo. Nuestra sociedad tiende a simplificar los grandes avances atribuyendo a una sola persona todo el mérito. El mismo Newton reconocía que caminaba a “lomos de gigantes”, en alusión a la herencia recibida, la propia del conocimiento científico, que según nuestra experiencia no se pierde  (al menos desde que la ciencia es ciencia), no así el genio que difícilmente pasa incluso de padres a hijos. No puedo por tanto creer que la revolución posterior a Imhotep sea cosa de un hombre, aunque fuese genial. Ahora bien, lo que tenemos claro es que Imhotep fue el supervisor de las obras, el encargado de organizar los trabajos, de planificar en suma, y luego verificar su cumplimiento: cronograma, gastos, formación, recursos humanos, necesidades de materiales, intendencia y –además- motivar a los trabajadores. Así ocurrirá con todos los constructores de pirámides desde la III dinastía, en su función de ingeniero director de una obra de tanta envergadura, un trabajo en equipo riguroso y coordinado por el que siento gran admiración.
           
            Antes de las pirámides, los enterramientos reales se realizaban en construcciones de adobe o piedra llamadas mastabas, nombre que en árabe significa "banco" pues tenían una forma sencilla de edificio de planta rectangular y techumbre plana pero con las caras inclinadas para asegurar su solidez, esto es, un tronco piramidal; por eso se dice que el origen de la pirámide es una superposición de mastabas. Las  pirámides  clásicas  de  Giza,  de  la  IV dinastía  surgen  tras  una  sorprendentemente rápida evolución. Se cree que la más antigua es la  pirámide  escalonada  del  faraón Zóser  en Saqqara, obra de Imhotep,  que  resulta  de  la  superposición  de  seis  mastabas de planta rectangular.  Pero si atribuimos a Imhotep el concepto de pirámide aún había que darle forma perfecta y esto no ocurre hasta poco tiempo después con el rey Esnofru, padre de Keops. Si la obra de Keops nos parece sorprendente, esperen a ver lo que hizo su padre que construyó no una, sino tres pirámides (¿no decían que cada faraón tenía una pirámide?) lo que supuso un 40% más de movimiento de piedras que la Gran Pirámide. Visto en conjunto, podría pensarse que no paró de construir hasta obtener la pirámide perfecta, pues la primera parece que fue comenzada a construir por Huny, se acabó con un revestimiento de caras lisas que no fue muy duradero.  La siguiente pirámide llamada acodada o romboidal se construyó en Dashur y tiene las caras que comienzan con una inclinación de 60º y a partir de los 47 metros de altura cambia la pendiente a 43º.  Esta es la injustamente calificada pirámide "chapuza",  por que se ha entendido que el cambio de pendiente fue una rectificación, yo no estoy tan seguro (los primeros aviones eran biplanos ¿los podemos calificar como chapuza aeronáutica por el hecho que no tuviesen un único plano?). En todo caso, para ser una "chapuza" es una pirámide colosal que ha resistido mucho mejor que la mayoría el paso del tiempo, siendo con sus 188 m solamente superada por las dos mayores pirámides de Giza; y la llamada "Pirámide Roja", la  última pirámide construida por Seneferu en Dashur es en sí misma una obra increíble, solamente superada por la de Keops en tamaño (solamente 10 m menos de lado) y junto con la de Kefrén constituyen el cenit de perfección en la construcción de pirámides.

            Antes de analizar en la próxima entrada la geometría de las pirámides conviene situarse en cuál fue el nivel de las matemáticas de los egipcios de la IV dinastía admitido por la historia. Pensamos que las matemáticas aparecieron en Grecia, aunque las fuentes griegas -Platón o Aristóteles- nos remiten al antiguo Egipto, caso de Pitágoras que fue a formarse entre los geómetras de Egipto. De aquellos conocimientos tenemos pocas referencias escritas, principalmente algunos ejercicios como la relación del papiro Rhind, que en ningún caso muestran un autentico conocimiento matemático, su contenido solamente forma parte de la habilidades prácticas propias de funcionarios para resolver problemas habituales. No es este sentido práctico el que damos a las matemáticas como un conocimiento puro, cuando la tratamos como ciencia, no es esta la matemática de la que hablan Platón o Pitágoras y -por supuesto- no encontramos aún el rigor o pulcritud científica de un Euclides.

¿Llegaron a un conocimiento superior al del papiro Rhind? Se ha desdeñado el alcance del conocimiento matemático egipcio, diciendo que era de nivel de un escolar. ¿Acaso lo que nos ha quedado no es un texto escolar?

            Dado que las únicas fuentes que tenemos son algo más que un par de papiros (3)  con resolución de problemas para el aprendizaje de funcionarios, deberíamos dejar abierta la posibilidad de un superior conocimiento matemático en el antiguo Egipto. En este sentido, las matemáticas coetáneas babilónicas (de las que sí tenemos miles de tablillas de arcilla) son un referente del posible nivel adquirido por los constructores de las grandes pirámides;  aunque, viene a admitirse que el sistema sexagesimal posicional -que presentaba una gran ventaja- no pasó a Egipto, pero es que tampoco al mundo Griego hasta que en el mundo helenístico se funden los conocimientos; siendo Hiparco de Nicea -en el siglo II antes de nuestra era-  el que primero aproveche las ventajas de este sistema para crear la trigonometría,  la longitud y latitud geográficas; lo hará Ptolomeo(4) -posteriormente- mientras que Eratóstenes, siendo Bibliotecario de Alejandría, parece ignorar el sistema sexagesimal.

            Todo ello me lleva a suponer que el origen de este sistema estaba ligado al conocimiento astronómico con fines religioso, propio de una casta superior de sacerdotes o funcionarios. Y no pudo darse el avance posterior de las matemáticas hasta que se democratiza su conocimiento, en definitiva hasta que pasa de ser un conocimiento reservado - ligado  al misticismo y la religión- a una ciencia teórica o aplicada. Es más, pudo desvirtuarse  tal parece que ocurrió en Babilonia durante el periodo caldeo, si hubo un riguroso conocimiento matemático decayó envuelto en supersticiones como la cábala o la astrología.

            Podemos trasladar a Egipto este planteamiento. No hay otra forma de resolver la incoherencia de adjudicar a unos arquitectos, ingenieros y topógrafos sumamente eficaces y perfeccionistas el uso de una matemática egipcia tan poco precisa como la que nos ha llegado. No obstante, sabemos que los egipcios no tenían una expresión para designar al conocimiento matemático, como si lo tenían para la medicina (swnw) o la astronomía (wnwty) de tal modo que el manuscrito Rhind comienza de la siguiente manera: "Método correcto de descender en las cosas conociendo todo lo que está oculto y todas las cosas misteriosas". Teniendo en cuenta que se trata de una copia, debemos interpretarlo como la valoración personal de admiración - y orgullo- del copista hacía un instrumento que sabía manejar pero no entendía como funcionaba.
  
            Las matemáticas aparecieron igualmente en Mesopotamia y Egipto, de forma separada, creando métodos para resolver muchos problemas de cálculo que no se modificarán en gran medida durante milenios hasta la llegada de la notación indo-arábiga posicional  (1,2,3,4,5,6,7,8,9,0).  Ya suponían una gran dificultad para griegos y romanos las operaciones básicas, realizadas usando letras del alfabeto como números, se expresaban aditivamente y no como nuestro sistema posicional. Por ejemplo el número 733 requiere de únicamente tres signos para expresarse, en el sistema egipcio hacen falta "13", 7 signos que representaran los cientos, tres para representar las decenas y el signo en hierático para 3 (tres veces el signo I).

Sin embargo los babilonios tenían una ventaja con su sistema sexagesimal que no nos han enseñado en la escuela. Para empezar podían manejar grandes cantidades o muy pequeñas con gran ahorro de signos, lo que no es una ventaja menor, y tenían signos específicos para los números del uno al 60 con su sistema cuneiforme. Pero, lo más importante, tenían un sistema posicional con coma -sexagesimal- y hueco como equivalente al cero. Probablemente la extensión del uso del ábaco hizo que se menospreciará este avance. Así, cuando Fibonacci introduce en occidente el "sistema indo-arábigo" a principios del s. XIII, continúa usando las fracciones de numerador uno (al estilo egipcio), un engorro que hace que muchos matemáticos sean reticentes al cambio y prefieran usar el  antiquísimo sistema babilónico. Nuestro sistema decimal no será como lo conocemos hasta que en el siglo XVI el holandés Stevin crea los decimales y lo hace planteándose las ventajas de un método como el babilónico, pero sin el engorro de una base 60.

Las matemáticas se dice que surgieron con las necesidades de llevar la contabilidad y también con la predicción de las estaciones o incluso de fenómenos del firmamento como eclipses. En el caso egipcio, en primer lugar la predicción de las crecidas del Nilo basadas en un calendario ya formulado en la cultura anterior del desierto(5); pero igualmente por sus consecuencias, ya que sin el conocimiento de geometría no hubiese sido posible restituir las lindes de las fincas tras la crecida, que hubiese creado un permanente conflicto para la permanencia de un campesinado base de la civilización egipcia que -repetimos- no fueron esclavos.

De las fuentes históricas se deduce que los egipcios desconocían los números irracionales e incluso los negativos, usaban números racionales positivos que expresaban como fracciones de numerador uno, por lo que el sistema de numeración podía ser un poco farragoso para expresar ciertas fracciones como suma de una serie de fracciones con numerador la unidad. Aparte de fracciones con numerador la unidad tipo 1/n, usaban la fracción 2/3, importante en sus cálculos.
Como el método era muy complejo se hizo necesaria la creación de tablas de fracciones a modo de nuestra “tabla de multiplicar”, una trivial de 1/n, siendo la más usada la 2/n y también una de 2/3*1/n.

Este concepto matemático egipcio tiene un claro inconveniente al alargar la expresión de ciertas fracciones como suma de varias, pero también tiene ventajas prácticas. Pensemos como dividir 5 hogazas de pan entre un grupo de 8 personas y de igual forma 4 entre un grupo de 7.

¿Cual de los dos grupos recibirá más pan?

La notación egipcia sería
5/8 =1/2+1/8
4/7=1/2+1/14

Observen como el escriba puede saber inmediatamente que el primer grupo recibirá más pan, esto no parece tan evidente sin hacer la división decimal.

El cálculo moderno nos llevaría a dividir cada hogaza en ocho partes y de estas 40 piezas repartiríamos  5 partes a cada persona.

El egipcio lo haría de la siguiente forma, 5/8 sería para él 1/2+1/8.  No tiene ya que hacer  cálculos para el reparto. Por tanto partiría los 5 panes por la mitad  y daría así medio pan a cada trabajador restándole dos mitades. Estas las dividiría por la mitad  dos veces para hacerlos cuartos y finalmente octavos de hogaza. En el otro grupo dividiría los panes por la mitad para entregar a cada uno esta parte y la mitad restante la partiría en 7 partes iguales. De forma meramente práctica, este reparto parece más equitativo pues tiene menos "error" al haber menos cortes.

Esta forma de operar parece buena para un funcionario, pero no para un matemático. Es de destacar que no evolucionó en 3.000 años hasta la llegada de la matemática griega. Por lo que, si admitimos sin más que es este el nivel de las matemáticas egipcias, estamos igualmente admitiendo que hubo en un desconocido y lejano pasado un desarrollo de las matemáticas  que explique, por ejemplo, la resolución de problemas como el cálculo del volumen del tronco de pirámide. En todo caso lo que nos llega (papiros como el de Rhind) es una copia,  transmitida como otra más de las tradiciones ancestrales del pueblo egipcio.

Sorprendentemente desconocemos el origen de esta forma de operar, es como si no hubiese tenido un desarrollo posterior al reino antiguo,  tanto que fue paulatinamente perdiéndose rigor. Mientras que las primeras fuentes, en los problemas de resolución ligados a formas circulares o de revolución usan una precisión de 3,16 equivalente a pi(5); finalmente, antes de entrar en Egipto el mundo helenístico, se conforman con tomar la relación entre la longitud de la circunferencia y el diámetro como 3. Esta  correlación entre la perfección de las grandes pirámides y la precisión matemática no nos debe engañar en lo referente a pi. Sería erróneo inferir de estos problemas que los egipcios conocían π. Esto es tanto como suponer que, efectivamente hubo un conocimiento matemático científico, otorgándole algunas de las cualidades que aparecerán en el mundo griego como la demostración empírica, o el razonamiento axiomático deductivo. No tenemos noticia de nada de esto, aunque tampoco podemos estar seguros que sí, que lo hubo y luego no nos hubiera llegado. ¿Acaso una herramienta creada conscientemente que pasa de mano en mano y luego ya nadie entiende como se construyó?

Un concepto que aparece en la arquitectura egipcia -ver LA GEOMETRÍA Y LOS CIMIENTOS DEL CONOCIMIENTO- persistirá en toda la antigüedad. Es el concepto de proporción o "logos" como lo llamaban los antiguos griegos.  En el que el número no es una medida, es una relación, como puede ser una razón de proporcionalidad. Durante milenios se repite en los templos, como catedrales o el mismo Escorial. Miren un ejemplo relacionado con "la resolución del tronco de pirámide" aplicado a la Gran Pirámide.




Cuando la relación se establece entre superficies, el valor de la razón se eleva al cuadrado.




La Cámara Real de la pirámide de Keops está construida a un nivel del suelo en el que un plano paralelo a la base cortaría una superficie (b2) que es la mitad del área de la base (B2).

Esto no es casual, luego el constructor -Hemiunu- conocía la relación: 
 



Esto es, el lado de la base de la Gran Pirámide es  √2 veces el que correspondería a la base en la que se encuentra la cámara funeraria del rey, el mismo valor que se obtiene al calcular la relación de la diagonal (d) de dicha superficie con respecto a su lado (l).
  Siguiendo el teorema de Pitágoras

d2= l2+ l2=2 l2  





Se estarán preguntado cómo es posible que digamos que utilizaron en sus medidas un numero irracional como  √2, si no conocían los número irracionales(6). De hecho, claro que conocían √2, y el teorema de Pitágoras (de donde se deduce), pero además su uso en la proporción no debería de extrañarles, durante la Edad Media los templos se construyeron frecuentemente con una proporcionalidad de √2, √3,  e incluso la √5, íntimamente relacionada con la proporción áurea y el número Φ. El uso de estos números obedece a la facilidad de trasladarse geométricamente con compás, no nos debe de engañar el hecho que sean irracionales.



Resulta difícil de entender que los grandes constructores como Imhotep o Hemiunu solo dispusiesen del pobre "material escolar" encontrado, cuando sus coetáneos babilónicos tenían una herramienta más precisa. Y es que el sistema sexagesimal no era una mera alternativa al más natural "decimal" para el uso en la vida cotidiana, de hecho los nombres de lo números en sumerio o acadio respondían, como en otras culturas, a una numeración decimal. Es una necesidad posterior  a la del mero cálculo cotidiano la que crea el sistema sexagesimal como herramienta fundamental para obtener medidas precisas muy grandes o pequeñas, precisión necesaria para la astronomía, la medida angular y del tiempo, por eso lo seguimos usando. Por tanto, el sistema sexagesimal se crea como herramienta científica; como curiosamente lo es actualmente en topografía y geodesia, algo que debió interesarles mucho a los babilonios ¿acaso no, tanto o más, a los egipcios de aquella época?

Entremos a explicar estas ventajas del sistema sexagesimal. Aunque su uso se mantuviese para el estudio científico pudo comenzar a usarse por simples motivos prácticos. Así se suele admitir que encontraron una forma de contar cantidades superiores a 10 con los dedos usando las falanges. De tal modo que con la mano izquierda podían contarse hasta 12,  3 falanges por 4 dedos, usando el pulgar como puntero. En algún momento pensaron que la mano derecha podía llevar la cuenta de estas docenas, hasta 5.  De ahí 5 x 12 = 60.
           
Hay  también una hipótesis relacionada con la medida del tiempo, pues partiendo del mes lunar hicieron un año de 360 días, esto es 12 meses de 30 días. De aquí la división del día en 12 horas y la noche en otras 12 horas. Esta explicación  es atractiva, aunque parte de una error aparente, el año de solo 360 días. Sin embargo no resulta tan extraño que estos grandes astrónomos prefirieran mantener la integridad del modelo matemático y lunar, con el oportuno cuadre posterior (añadir los días que faltaban) cuando comenzaron a usar el año solar.  Pues este descuadre es finalmente inevitable, lo tenemos también  en nuestro calendario solar, que requiere igualmente de un reajuste cada 4 años, añadiendo un día en febrero.

El sistema sexagesimal usaba un sistema posicional parecido al nuestro, en el que nuestro cero es un hueco, podían escribir así con gran ahorro de signos y espacio números muy grandes como potencias de 60. Pero su gran logro fue usar algo parecido a nuestra coma decimal, con lo que podían manejar cifras con una gran precisión, mediante las mismas potencias negativas.

De otro modo

606
605
604
603
602
601
600
60*60*60*60*60*60
60*60*60*60*60
60*60*60*60
60*60*60
60*60
60
1

por ejemplo 2019, seria

33, 39

33*60=1980

39*600=39

1980+39=2019

Las posiciones  menores de la unidad se separaban con el equivalente a nuestra coma, que representamos como  punto y coma (;).

Según Ian Stewart  en su "Historia de las matemáticas en los últimos 10.000 años"  tenemos tablillas astronómicas muy precisas como en la que aparece el calculo del periodo orbital de Marte, tiempo transcurrido en repetir la misma posición en el cielo,  como  12, 59; 57, 17 días, aproximadamente 799,954722 días. El valor actual es de 799,936 días ó en sexagesimal

12, 59; 57, 13 días.

Con solo tres posiciones sexagesimales por debajo de la unidad, como aparecen en  algunas tablillas de contenido astronómico, la precisión es muy alta. Por ejemplo en una tablilla de un estudio sobre Júpiter encontramos:
0; 0, 45, 18

En decimal 0,012583333... Por tanto, para conseguir la misma precisión hemos de poner, en lugar de tres posiciones sexagesimales al menos seis decimales señalando la periodicidad.

Ahora comparemos esta forma de precisar números decimales con la egipcia, supongamos una cantidad irracional y por tanto con infinitos decimales. Sea pi, π=3,141592 (Nota: es un ejemplo, se dice que para los babilonios pi era 3+1/8)
Hemos escrito este número con una precisión de 6 decimales. Ahora vemos como alcanzamos esta precisión con una cifra sexagesimal.

La forma más sencilla para el babilónico sería hacer una tabla con cifras sexagesimales del tipo n/60.  Encontraría que la que más se acerca es 8/60 = 0,133333, lo que nos da un resto de 0,008258. Luego buscamos en la tabla n/3600 y encontramos 29/3600 que es 0,008055. Después podemos buscar una última cifra con la tabla n/ 216000 y podemos usar 43/216000 por defecto (para poder seguir aproximando con otra posición sexagesimal) pero teniendo en cuenta que estamos ante un irracional -decimales infinitos-  deberíamos usar 44/2160000 = 0,0002037 más precisa.

            Luego 3; 8, 29, 44 como valor decimal de  3,1415926. El error respecto a la cantidad inicial es de 0,0000006. Aunque al ser un número de infinitos decimales el error real sobre pi es menor ya que π con más precisión es 3,141592654. Curiosamente resulta una precisión total de 7 decimales para usar tres posiciones sexagesimales.

            Como vemos al babilónico no le costaría mucho hacer estos cálculos, pues estas tablas n/60, n/60*60, y n/60*60*60 les seria de uso común para valores inferiores a 60.

Ahora veamos al escriba egipcio calculando el número que más se aproxime a 3,141592.

Haría algo parecido con sus tablas 1/n.
Primeramente encontraría sin dificultad una primera aproximación como 1/8 y luego otra como 1/61.

 3+1/8+1/61=3, 141393

La dificultad llega ahora. Yo con una tabla excel encuentro rápidamente 1/4923 como la solución más precisa, esto supone hacer muchas divisiones 1/n de tanteo.  El valor final sería

3+1/8+1/61+1/4923= 3,141596570796829.

 Sin alcanzar aún la precisión de 6 decimales  buscada, sería 3,141596.

            Advierto que 1/4923 no seria manejado por un escriba como un número, sino como una serie de sumas de 1/2n sencillas: 1/2, 1/4, 1/8, 1/16, 1/32, 1/64; en algún caso 2/n ó más raramente 3/2n. Aunque había algo peor y es la forma de expresar este número con los signos egipcios ¡una locura!  Les dejo que lo averigüen.

            Como dice Ian Stewart, "las fracciones provocaban grandes dolores de cabeza en Egipto". No obstante, yo me pregunto si realmente los egipcios no usaron un método más sencillo de anotar y de más precisión en cálculos que lo requerían; habiéndolo conocido, pues me resulta difícil  creer  que las dos grandes civilizaciones matemáticas de la antigüedad no llegaron a compartir su conocimiento.
           
            En este sentido hay indicios de la entrada del sistema sexagesimal en el calendario solar Egipcio que parece remontarse a una época anterior a la primera dinastía tomada por la observación de Sirio, con una curiosidad, el uso formal del año de 360 días dividido en doce partes. El año civil egipcio tenía tres estaciones de 4 meses, cada mes con tres semanas de 10 días; por tanto 360 días. Para completar el año civil de 365 días se añadieron cinco días extra llamados epagómenos del griego ἐπαγόμεναι, asociados a cinco de las grandes divinidades egipcias: Osiris, Horus, Seth, Isis y Nephtys(7).

            También aparece lo que podría ser un rasgo sexagesimal en el sistema de medidas egipcio antropométrico tomado posteriormente por griegos y romanos. A la unidad fundamental se la llama "codo" y originalmente se subdivide en 6 palmos de 4 dedos. Aunque hoy tenemos plenamente asumido el SMD, todavía nos resulta familiar la subdivisión en 24, o en cuatro. La última, ha sido usada ampliamente en la moneda, mientras que 24 como 12 deriva directamente del sistema sexagesimal creado por los sumerios. Para una cultura que usaba el sistema decimal, esta división no parece casual, y según la opinión de los metrólogos de la antigüedad se trasladará a todas las civilizaciones hasta la aparición del SMD.

            En todo caso, el desconocimiento supuesto de la matemática babilónica en Egipto se da por paralelismo con el mundo heleno;  no tenemos matemáticos hasta que Alejandro Magno pone en contacto todo oriente y las tierras del Nilo. Para entonces el saber matemático tanto en Mesopotamía como en el Valle del Nilo se había apagado, o simplemente olvidado. En todo caso no se recordaba precedente en la enseñanza de la geometría que fuera más allá de la mera resolución de problemas prácticos, cuando se da un salto gigantesco que parece que comienza con Thales de Mileto y el uso de la demostración; un método abierto y objetivo, que se perfecciona  bajo los  principios de  divulgar y discutir; este será el método de la ciencia posterior.

            Si hubo algo parecido en Egipto solo queda la piedra tallada y aquí, cuidado con las apariencias. Todo el que se acerque al estudio del antiguo Egipcio que comprenda que toda  representación artística o legado cultural está en un lenguaje místico, no está representado para nuestros ojos, ni siquiera  para los ojos de aquel pueblo, sino a sus dioses(8). Dicho de otra forma, es muy importando que entendamos el carácter simbólico de estas figuras y no las tomemos por lo que no es.

            No encontramos textos parecidos a los griegos ni probablemente nunca los encontremos. Simplemente podemos atribuirle esto a la ignorancia matemática,  aunque tal vez nunca pretendieron divulgar el conocimiento como sí lo hicieron los helenos. En este sentido, recuerdo como no hay un tratado de metalurgia o de ingeniería griego y sabemos que simplemente es porque, en general, los intelectuales helenos desdeñaban el conocimiento técnico. Esto no significa que no supiesen construir máquinas y producir herramientas.

            Desgraciadamente, esto nos lleva a un callejón sin salida, pues si los primeros sacerdotes-constructores mantenían un hermetismo sobre el proceso para alcanzar la inmortalidad que incluía ciertos conocimientos geométricos, podemos entender que en el momento en que el proceso se democratiza -divulga-, quizá se hubiese perdido parte del antiguo conocimiento, tal vez tergiversado tras el paso de los siglos, como decimos que pasó con la astronomía babilónica y la astrología posterior.

            Después de descifrar el contenido de la tablilla Plimton 32(9), deberíamos replantearnos el nivel de la  trigonometría antigua. Es muy extraño que se admita que Eratóstenes midió el meridiano terrestre suponiendo que Alejandría y la actual Asuán estaban en el mismo meridiano, o que esta última estaba en el trópico; son errores de orientación muy groseros cuando vemos la perfecta orientación de las pirámides. El gran matemático  Eratóstenes  fue  un topógrafo chapuza comparado con los arquitectos reales de dos milenios antes y sin embargo ha pasado a la posterioridad por medir La Tierra con gran precisión.

            En todo caso es muy discutible determinar el nivel de las matemáticas de  Hemiunu, el constructor de la Gran Pirámide.  Ni él ni posteriores escribirán sobre su conocimiento, aquello que nos llega directamente lo hace tras el encuentro entre la supuesta matemática egipcia de unos sacerdotes llamados "geómetras" (literalmente los medidores de la Tierra) y la ciencia helena con los pitagóricos.  Después de dos milenios solo llegaron los rescoldos; y de este reducido conocimiento ¿qué pudo trascender de una secta hermética?


Notas:

1.- Suponemos que la cantidad de bloques que tenía la Gran Pirámide era de 2.700.000. Hagamos la siguiente operación, 20 años de 365 días.

365*20=7.300 jornadas
El número de horas laborales podrían ser las 12 - de  media-  de luz.
365*20*12= 87.600 horas de trabajo diurno.
Los minutos son 87.600*60= 5.256.000
Luego, el ritmo debió ser de 5.256.000/2.700.000=1,95 minutos por bloque colocado definitivamente.
¡Un bloque cada 2 minutos sin descanso, cada día, durante 20 años!

2.- Sería el final de la etapa húmeda del Sahara justamente antes de las primeras referencias egipcias https://es.wikipedia.org/wiki/Nabta_Playa

3.- Básicamente los llamados papiros Rhind y Moscú, hay otros textos de menor entidad como los de Kahun, Berlín, Reiner y Ajmin.
Son problemas muy fáciles de resolver actualmente, entonces no era tan sencillos, no disponían de algebra ni nuestro sistema de numeración, pero eran capaces de resolver sistemas de ecuaciones con dos incógnitas siendo una de ellas de segundo grado.

 El primero debe su nombre al anticuario escocés Henry Rhind, se encuentra en Londres, tiene 87 problemas, data del año 1650 a.C. y  conocemos el nombre de su copista, Ahmes.
El segundo está en Moscú, data del 1.800 a.C., tiene 25 problemas  y no conocemos su autor.

Los problemas del 56-60 del papiro Rhind están dedicados al cálculo de pirámides. Pero únicamente a problemas cómo: Sea una pirámide de tantos codos de lado y tanto de sequed -pendiente- ¿cuánto mide su altura?

El Papiro Reisner I, que está dividido en 17 secciones (denominadas de la A a la Q) tiene las comprendidas entre la G y la K  dedicados a los cálculos de materiales y trabajos contabilizados como hombres-día con la división por 10 (una forma similar a como se expresan lo rendimientos)  llevados a cabo en la construcción de un pequeño templo o tumba.

4.- El Almagesto de Ptolomeo (130 d.C.) utiliza un sistema matemático sexagesimal que incluye un lugar vacío a modo de cero, incluso al  final  de  una  secuencia  numérica.

5.- En los papiros de Egipto  no se ha encontrado  referencia al autentico conocimiento del número π.  La suposición que viene a darse es a partir de los problemas del cálculo de la superficie del círculo, que se realizaba como el cuadrado de 8/9 del diámetro. Si consideramos un círculo de radio 100 obtendríamos un valor de la superficie de  7901.23. Esto nos daría un valor de π de 3.160492.

6.- Usamos los números naturales para contar y los racionales para medir o comparar. Sin embargo geométricante se demostró que no todas las medidas son racionales.  Hay pruebas de la aproximación de irracionales por los babilonios, en concreto de la aproximación sexagesimal de la raíz cuadrada de dos por el método de aproximación de irracionales por "fracciones continuas". Una fracción se denomina "continua simple" cuando es posible expresarla en la forma:

Siendo a0 un número entero y ai (i N, i > 0) números enteros positivos.
Si el número es racional es posible aproximarlo por una fracción continua simple finita (es decir, con un número finito de aj ( j N {0}). Si el número es irracional, puede ser aproximado por una fracción continua simple infinita (existen infinitos aj ( j N {0}).

Este método, utilizado también en Egipto, perduró hasta el Medievo.  (Høyrup J. (1990). On Parts of Parts and Ascending Continued Fractions. An Investigation of the Origins and Spread of a Peculiar System. En Centaurus, 33, 293-324. )


7.-  Según narra Heródoto los egipcios fueron los primeros hombres del mundo que describieron  el  ciclo  del  año,  dividiendo  su  duración,  en doce partes

El inicio del calendario civil se relaciona con el día de la aparición sotíaca, el día de Año Nuevo debería coincidir con la salida de Sirio. Sin embargo el  calendario  quedó establecido de forma fija en 365 días, generando un desfase con el calendario  astronómico en un día cada 4 años.

El año civil egipcio (rnpt)   se dividía en tres estaciones relacionadas con la el ciclo agronómico:
  1. akhet   (Axt  ) o periodo de la inundación.
  2. peret  (prt  ) o de la siembra.
  3. shemu  (Smw  ) o de la recolección.

Las estaciones se subdividían en cuatro meses (Abd  ) con tres semanas de 10 días.

8.- Un ejemplo de lo que digo es la dificultad que hay para conocer el método de fabricación de la cerveza. En el número 13 de la revista Egiptología 2.0 Gerardo P. Taber escribe un interesante artículo sobre esta cuestión y en referencia a una ilustración de la fabricación de cerveza en el muro oeste del “almacén” de la mastaba de Ty (N60 & D22). 2435-2306 +25  a.C., dinastía V, Reino Antiguo.  Nos dice que esta ilustración no nos sirve para explicar la fabricación de la cerveza: << ya que  la intención de sus creadores fue la de proveer de cerveza a las esencias espirituales de Ty por toda la eternidad, no la de “esculpir un manual” para los egiptólogos y cerveceros contemporáneos.>>

9.-  De  la capacidad sumeria para resolver problemas  trigonometrícos  y por tanto topográficos da cuenta la tabla Plimpton 32. De ella dicen Daniel Mansfield y Norman Wildberger, de la Escuela de Matemáticas y Estadística de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia:
"La tableta no sólo contiene la tabla trigonométrica más antigua del mundo. También es la única tabla trigonométrica completamente exacta, debido a que la aproximación babilónica a la aritmética y a la geometría era muy diferente"

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