Vivimos
en un tiempo en el que la información se transmite con gran inmediatez y de
forma global. Si lo pensamos bien estamos interconectados de tal forma que
formamos parte de un ente global mitad humano y mitad sistema cibernético.
Hasta
hace muy poco la información y, dentro de ésta, las llamadas
"noticias" se generaban únicamente dentro de un ámbito profesional y
pasaban por filtros de autoridad. La
repercusión mediática de la información dependía de ello. Actualmente también
vemos crearse noticias o grupos de noticias sin una clara autoría (o sí) pero
que puede adivinarse en el momento el porqué de su repercusión: están dentro de
la corriente de pensamiento del momento.
Una
forma de manifestarse es el "trending topics", anglicismo que aparece
exageradamente en los medio como si se tratara del resultado (casi) democrático
de una consulta al ciudadano.
La
expresión "trending" se traduciría por tendencia, de la que deriva en
castellano el adjetivo tendencioso, del que la RAE dice que se da en 1925 la
primera aparición del término. Se usa para aquello que presenta o manifiesta
algo parcialmente, obedeciendo a ciertas tendencias, ideas, etc. Me atrevería a
afirmar que este adjetivo se usa de forma peyorativa en el lenguaje político y
poco más.
En
definitiva forzamos nuestras comunicaciones obedeciendo a ciertas
tendencias, ideas, etc. Somos por ello individuos tendenciosos, siempre lo
hemos sido, pero ahora la repercusión de este sesgo en las opiniones es mayor.
Hoy día recibimos mucha información, estamos bombardeados y puede resultar
irritante soportar toda este enorme volumen de información cuando resulta que
es opinión contraria a la nuestra. Es
natural, pero no nos han enseñado a digerir esta disparidad de información, sin
filtro; recuerdo que incluso en la sociedad occidental más libre, en la que se
pudiese escribir de las hipótesis más alocadas, la repercusión en los medios
sería muy limitada y la opinión del diletante quedaba excluida.
La
actual facilidad para exponer las
propias ideas choca por otro lado con una reacción del poder de colocar sutiles
controles de censura, es lo que llamamos el lenguaje "políticamente
correcto".
Pero
lo que me resulta preocupante es que el poder está disparando contra la propia
credibilidad del sistema libre de información. Todos hemos visto como jamás en
la historia de ha usado más el término "noticias falsas" o "fake
news" . Es la irritación del poder que ve como se ha descontrolado la
información que se mueve incluso en la prensa más seria o convencional. observen como suelen ser los que están en el
poder, aquellos que tienen cierta ascendencia sobre los medios, los que se
quejan de las noticias falsas. Por supuesto existen noticias falsas, pero lo
que se espera más bien es que las noticias sean "objetivas", que es
lo mismo que pedir que no sean críticas. Se está transmitiendo la peligrosa
idea de que deberían perseguirse las
opiniones contrarias.
Por
lo demás la información responde a la tendencia y no es casual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario