Introducción
Las líneas clásicas de los navíos de guerra del
periodo que va desde la Primera a la Segunda Guerra Mundial fueron consecuencia
del innovador battleship HMS Dreadnought puesto en servicio en 1906. En
este diseño del acorazado se buscó maximizar la protección y potencia de fuego
en un barco, con la mayor velocidad posible; siendo su características
distintivas una artillería principal de un único gran calibre con una
disposición de los cañones(1) en torretas alineadas al eje del buque
o línea de crujía, con uno o dos torretas
en popa e igualmente en proa.
Este modelo será copiado para el resto de los buques avivando la carrera
armamentística, principalmente entre el Reino Unido y
el Imperio Alemán, pero con repercusión mundial, convirtiendo a los nuevos
acorazados en el símbolo del poderío naval.
Pero los acorazados fueron demasiado valiosos e
incapaces para muchos de los cometidos que
requería el almirantazgo, para estos fines las armadas fueron utilizando
los versátiles cruceros o los ligeros destructores. Después de la IIGM, con el desarrollo de la aviación primero y la
aparición del misil después, quedan fuero de juego los grandes navíos y se
prefieren buques pequeños y móviles.
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| USS Texas. El
más antiguo de los dreadnought de EE. UU. que ha sobrevivido, el USS Texas,
entró en servicio en 1914, y es en la actualidad un buque museo (Wikimedia Commons)
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Auge y acaso de
los acorazados modernos
El impacto del HMS Dreadnought fue total, ya
que a sus características propias de pegada y protección se le unía una velocidad
que superaba al de algunos de los cruceros de la época. Esto era posible por el
empleo de turbinas de vapor Parson que antes ya se habían implementado en
barcos rápidos como los destructores,
pues proporcionaban alta velocidad con una planta motriz de tamaño más
reducida que si se emplease el motor alternativo.
Todo este proceso era consecuencia del rápido
desarrollo tecnológico. Así, hasta la entrada del siglo XX, el arma decisiva
fue el cañón de calibre medio, usualmente de 152 mm (6 pulgadas), capaz de
realizar fuego rápido a una distancia relativamente corta, ya que la artillería
naval de grueso calibre era demasiado imprecisa a largas distancias y
presentaba una baja cadencia de disparo. Pero los almirantes británicos y
estadounidenses preveían que los futuros acorazados entrasen en combate a
mayores distancias, a medida que el alcance de los torpedos se fuese
incrementando. Durante la batalla de Tsushima en 1905 quedó
confirmado el incremento del alcance efectivo de la
artillería pesada, de tal forma que en todas las armadas, el calibre se
incrementó y el número de cañones en cada barco tendió a reducirse para
compensar. El menor número de cañones resolvió la cuestión de la distribución y
las torretas en la línea de crujía se convirtieron en la norma, colocando a
veces los cañones de forma escalonada para reducir el largo del casco, especialmente
a partir de las nuevas clases de acorazados denominados superdreadnoughts.
La transición al armamento monocalibre fue adoptada
debido a las ventajas que el armamento pesado ofrecía tanto en potencia como en
control de fuego. Los nuevos cañones de 305 mm eran capaces de provocar
más daños y tenían mayor alcance que las piezas de 254 o 234 mm. Otras
ventajas que ofrecía un armamento pesado
uniforme era la simplicidad logística y una racionalización de la dirección de
tiro, sólo sería necesario realizar una única serie de cálculos para el ajuste
del alcance del disparo. A largas distancias, las piezas eran apuntadas
observando las columnas de agua que levantaban los proyectiles al impactar
contra el mar. En el caso de abrir fuego con piezas de varios calibres, no se
podía discriminar el origen del disparo.
Los primeros dreadnought tendían a portar unos cañones
ligeros como armamento secundario destinados a protegerse de las lanchas
torpederas que solían atacar de forma
separada de las acciones de cualquier flota. Por lo tanto, no había necesidad
de blindar el armamento secundario ni de proteger a la tripulación de los
fogonazos producidos por el armamento principal. Pero en unos pocos años, la
mayor amenaza provenía de los destructores, más difíciles de destruir que
las lanchas torpederas y que requerían también del uso de la artillería
principal. Esto implicaba proteger los cañones dentro de torretas y aumentar el
calibre, pero el armamento secundario de los dreadnought fue, en general,
insatisfactorio. La única forma totalmente segura de proteger un dreadnought de
destructores o de ataques de torpederos, era escoltarlo con su propio escuadrón
de destructores o cruceros ligeros. Tras la Primera Guerra Mundial, el
armamento secundario tendió a ser montado en torretas en la cubierta superior y
alrededor de la superestructura dispuestos en su mayoría como parte del sistema
de protección antiaérea, incrementándose la adopción de cañones de propósito
doble y elevados ángulos de tiro.
La consecuencia inevitable de la demanda de
velocidades, potencia de fuego y protección, significó que el desplazamiento y
coste de los buques tendiese a incrementarse. El Tratado naval de Washington de
1922 limitó a 35 000 toneladas el desplazamiento de los buques capitales. En
los años siguientes se encargó la fabricación de numerosos barcos que se
ajustaban a los límites del tratado. Sin embargo, la decisión de Japón de
abandonar el tratado en la década de 1930 y el comienzo de la Segunda Guerra
Mundial hicieron irrelevantes las limitaciones.
Estos grandes cañones se montarían, además de en los
acorazados, en los cruceros de batalla.
Estos barcos eran incluso de mayor tamaño, buscaban una ventaja en su mayor
velocidad a costa de reducir algo el blindaje. Como el tratado de Washington(2),
que limitaba el numero de grandes buques, igualaba ambos, algunos cruceros de
batalla fueron reconvertidos en portaviones.
Pero las flotas de estos colosos fue más un factor
disuasorio que una fuerza de acción, dado el riesgo que podría suponer
exponerlos a su irreparable pérdida. Solamente cuando se creyó que era posible
la batalla decisiva como la victoria japonesa en Tsushima, que erróneamente
quisieron replicar los japoneses(3). No parecía buena estrategia
incluso asentando un golpe mayor a la flota enemiga, como en la batalla de
Jutlandía en la IGM, Alemania se quedó sin la carta ganadora para futuros
enfrentamientos y salvo los submarinos encargados de atacar las rutas
comerciales, la flota Alemana permaneció en puerto hasta el final de la guerra.
Detrás del concepto del acorazado se encontraba la
búsqueda de inmunidad de la superestructura. Para ello se colocaba una gruesa
coraza lateral además de un cinturón antitorpedo. Con el mayor alcance de las
baterías el ángulo de caída de los proyectiles
se elevó pudiendo caer detrás de
la placa exterior y golpear directamente las estructuras internas, pero no se
considero determinante, no obstante, nunca estuvieron protegidos para resistir
la penetración de bombas de aviación(4).
Se suele señalar como signo del ocaso del acorazado la
pérdida del moderno HMS Prince of Whales en las costas de Malasia por la
aviación japonesa sólo dos días después del ataque a Pearl Harbour.
Curiosamente este navío había acompañado al enorme crucero de batalla HMS
Hood el día en el que el Bismark literalmente lo reventó con un
disparo de estos proyectiles de caída parabólica en la Batalla del Estrecho de
Dinamarca el 24 de mayo de 1941. La venganza no se hizo esperar gracias a la
superioridad naval británica, incluida aviación, siendo el acorado alemán
cazado y hundido solamente 3 días después.
Años después llegará el final al Yamato y Mushashi,
los acorazado más pesados y fuertemente armados jamás construidos(5)
de 72.800 toneladas de desplazamiento a plena carga y nueve cañones de 460 mm.
El final del
gigante Yamato, el 7 de abril de 1945, también fue obra de la
aviación en un corto espacio de tiempo que va desde el primer ataque a las
12:37 hasta su explosión a las 14:23, el Yamato había recibido el impacto de
once torpedos y ocho bombas. Mientras que su hermano de clase, el Mushashi,
recibió aún mayor castigo con el impacto de diecisiete bombas y diecinueve
torpedos durante la batalla del Golfo de Leyte el 24 de octubre de 1944.
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El hundimiento del SMS Szent István, después de recibir los torpedos de lanchas torpederas italianas. ( Bundesarchiv,
Bild 134-C2280 / CC-BY-SA 3.0) |
Los cruceros
El término crucero aparece entorno a 1870 para
referirse a un tipo de buque con escaso blindaje, pero rápido y bien armado,
capaz de detener en caso de guerra el tráfico mercante enemigo o de proteger
las rutas marinas coloniales propias en ultramar en caso de necesidad.
Dejando de lado los cruceros de batalla, en muchos
aspectos similares a los acorazados, los puntos fuertes de estos buques será
sus altas capacidades en maniobrabilidad, velocidad y cadencia de disparo; es por tanto el navío con las características
más amplias y versátiles, siendo en las flotas complementarios de los
acorazados o portaviones al defenderlos ante destructores y cruceros enemigos.
Las líneas elegantes
de los cruceros ligeros de la II GM son el clásico de unos barcos con
una disposición de los cañones en torretas ubicadas en la línea de crujía y
superpuestos, de forma similar a los acorazados pero de calibres
inferiores. Las 10.000 t de
desplazamiento y 155 mm, se fijó como referencia máxima para los cruceros
ligeros impuesto por el Tratado de Washington. Por ejemplo la clase Fiji
británica con 4 monturas triples de 6 pulgadas contando con dos lanzadores
triples de torpedos. Una de las funciones de estos barcos fue la de servir de
líder de flotillas de destructores.
Mientras que en caso de los acorazados su batería
principal evolucionaba solamente para aumentar su capacidad de penetración en
el blindaje del enemigo. En los cruceros se jugó con las diferentes posibilidades, podía
optarse por un gran calibre y cañones largos para incrementar la velocidad en
boca, que ofrecían más alcance y capacidad de penetración. Pero las pesadas
torretas de los cañones de gran calibre, tenían un giro muy lento y a largas
distancias disparaban en tiro parabólico (apuntando con mayores ángulos),
volviéndose inútiles contra objetivos cercanos. Las mejoras hicieron que los
cañones más ligeros pudieran moverse rápidamente hacia su objetivo y disparar
un verdadero chorro de proyectiles cuyo trazado facilitaba la puntería sin necesidad
de cálculos o uso de radar.
Los cruceros pesados podían tener cañones mayores
(normalmente de 8 pulgadas) pensados para destruir a otros cruceros y sirvieron
de escolta en el Pacífico a los portaviones, dado que los acorazados eran
demasiado lentos para acompañar a estos barcos capitales en este escenario.
También hubo cruceros grandes que optaron por cañones de solamente 6 pulgadas,
en torretas dobles o triples, buscando ser más eficaces contra objetivos rápidos y cercanos pero no
blindados, como los destructores.
Cañones aun más ligeros podían, usando ángulos de tiro
elevados, servir como antiaéreos. Por eso una de las grandes misiones de los
cruceros durante la IIGM fue la de servir como poderosa plataforma de armas
antiaéreas. En particular con cañones de
doble propósito como la clase Dido, armados con cañones de 133 mm en
cuatro o cinco torretas dobles. La Armada de Estados Unidos utilizó cañones de
127 mm en sus cruceros antiaéreos de la clase Atlanta, hasta con seis
montajes dobles en torres cerradas (de tipo de destructor).
A finales del
siglo XX, la obsolescencia del acorazado dejó al crucero como el barco de
combate de superficie más grande y poderoso (los portaaviones no se
consideran combatientes de superficie, ya que su capacidad de ataque proviene
de sus alas aéreas embarcadas en lugar de las armas a bordo). Pero el papel del crucero estaba en revisión
cuando los límites con los nuevos destructores empezaron a desdibujarse gracias
a la mejora de las torretas con cañones de alta cadencia de disparo y aparece
como arma principal el misil. Es así como desparecen los grandes buques a favor
de los pequeños destructores, el tema que desarrollaremos a continuación.
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| El crucero italiano Marco Polo en una postal de antes de 1917 (Wikimedia Commons) |
El destructor
Tal como comentamos al inicio, la aparición del
torpedo se convierte en la principal amenaza para los grandes buques que usaban
como primer vector las pequeñas lanchas torpederas(6) y luego el
destructor, mientras que los submarinos siempre actuaron preferentemente sobre
el tráfico mercantes que no sobre buques de la armada. Sin embargo, en su
origen el destructor no fue un caza navíos, tampoco fue su principal rol
durante las dos guerras mundiales, aprovechado como explorador por su rapidez y
escasa visibilidad gracias a su baja silueta, enfocados a un papel de escolta
en las flotas, convoyes o grupos de batalla y defenderlos contra lanchas
torpederas y submarinos.
La motivación para su desarrollo era la de disponer de
un contratorpedero capaz de poder acompañar a las escuadras y defenderlas de
los torpederos enemigos, pues esta labor la realizaban pequeños barcos
similares a los torpederos que no podían acompañar a las flotas en alta mar.
Además de la velocidad, entre las características principales de estos nuevos
barcos debía estar el tener una gran autonomía y capacidad de navegación
oceánica, ya que deberían acompañar en sus largos viajes a los cruceros y
acorazados a los que protegerían. Desde ese momento, hasta la Primera Guerra
Mundial, su papel principal era proteger a la flota de los torpederos, así como
realizar ataques(7) con torpedos contra los acorazados
enemigos. El papel de escoltar a los convoyes enemigos aún estaba lejos en el
futuro.
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Fernando Villamil ( (Wikimedia Commons)
) |
La idea original le corresponde al marino español
Fernando Villaamil(8) que solicitó proyectos a varios
astilleros británicos y finalmente, en 1885, eligió el presentado por el
astillero de James & George Thompson de Clydebank (Escocia).
Bautizado como “El Destructor” entró en servicio en 1887 y tuvo
influencia en el concepto y diseño de los destructores (destroyer en inglés)
posteriores de la Marina Real británica. Siendo
considerado mayoritariamente el primer destructor de buques torpederos
construido nunca, fue puesto en grada en 1886, con un desplazamiento de 380 t,
equipado con un cañón (de construcción nacional) Hontoria de
90 mm, cuatro cañones de 57 mm, 2 cañones de
37 mm y 3 tubos lanzatorpedos.
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El Destructor. Primer destructor del mundo (Wikimedia Commons)
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En 1899 la Marina Real británica ordenó la
construcción de prototipos de destructores dotados de turbinas para su
propulsión: el HMS Viper y el HMS Cobra.
Estos fueron los primeros buques de guerra dotados de turbinas; para 1910, las
turbinas habían sido ampliamente usadas por todas las armadas para sus buques
más rápidos. Los británicos experimentaron con la propulsión alimentada
por fueloil con la clase Tribal de 1905.
Los destructores
fueron adoptando un modelo de casco largo y estrecho, con un calado
relativamente bajo. La proa estaba elevada, primero con una cubierta bajo una
especie de caparazón, luego con un castillo donde se encontraban unos alojamientos de la tripulación. En estos
inicios, los destructores ofrecían una muy baja calidad de vida a bordo,
carecería de comodidad incluso para los primeros oficiales que carecían de la
intimidad de camarote separado. Tras el espacio de la tripulación (1/4 a 1/3 de
la longitud del casco), se encontraban las salas de máquinas, compuestas por
calderas y turbinas. Sobre la cubierta se montaban a proa uno o más cañones de
disparo rápido delante del puente; se añadían otros tanto a mitad del buque,
como a popa. Los tubos lanzatorpedos se montaban en montajes múltiples a mitad
del barco en las bandas.
Durante la Guerra
Ruso-Japonesa, en 1904, se produce la primera victoria significativa de
los destructores en combate, al dañar con sus torpedos a
dos acorazados rusos en la batalla de Port Arthur.
Mientras que los enfrentamientos entre buques
capitales fueron escasos durante la Primera Guerra Mundial, los
destructores participaron continuamente en acciones de ataque y patrulla
durante la contienda. El primer disparo de la guerra en el mar fue efectuado el
5 de agosto de 1915 por el destructor de la segunda flotilla, HMS Lance,
en un enfrentamiento contra el minador auxiliar Königin Luise.
Pero la primera baja de un submarino alemán por un destructor, fue la
del U-19, embestido por el HMS Badger el 29 de octubre de
1914. Aunque el U-19 solo fue dañado, al mes siguiente,
el HMS Garry hundió el U-18. El primer hundimiento por
cargas de profundidad, tuvo lugar el 4 de diciembre de 1916, cuando
el UC-19 fue hundido por el HMS Llewellyn.
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Destructor de la clase Churruca Lepanto que participó en la Guerra Civil por el bando republicano y probablemente fue uno de sus torpedos el que hundió el crucero pesado Baleares.(Wikimedia Commons)
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La tendencia durante
la Primera Guerra Mundial, fue la de construir destructores cada vez más
grandes y con un armamento más pesado. En este sentido se reforzó el poder del
armamento de torpedos, pues la experiencia
había demostrado que en algunos casos se había perdido la oportunidad de
dañar a buques capitales después de gastar este poder en una sola salva. Los
destructores británicos de las clases 'V' y 'W' del final de la guerra,
comenzaron a montar seis tubos lanzatorpedos
en dos montajes triples en vez de los dos o cuatro tubos de modelos anteriores
y almacenando sus recargas cerca de la superestructura, permitiendo con ello la
recarga en 15 minutos.
Durante el periodo de
entreguerras se avanzó en la construcción de destructores más grandes y
rápidos, especialmente dentro de la rivalidad franco-italiana en el
mediterráneo. Como respuesta a los veloces cruceros ligeros de la
clase Condottieri, la armada francesa construía la clase Le
Fantasque de 1935 que podía alcanzar la velocidad de 45 nudos
(83,4 km/h), con cinco cañones de
140 mm y nueve tubos lanzatorpedos. Por otro lado, la armada de los EEUU,
da un salto cualitativo con la clase Farragut(9) de 1934, un
barco más grande y con habitabilidad mejorada que le valió el apodo de "goldplaters".
Al comenzar la IIGM,
los avances de la aviación y del arma submarina harán que los destructores
estuvieran mal equipados para combatir a sus objetivos, las armas
antisubmarinas habían cambiado poco, y el SONAR (conocido también como ASDIC) no se usa masivamente ni
mejorado apenas hasta poco antes de la IIGM. Para ello fueron incorporando
armamento antiaéreo, radar y armamento ASW (erizo) adicionales a
sus cañones ligeros, cargas de profundidad y torpedos.
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HMS Velox (Wikimedia Commons)
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En esa época, los
destructores ya se habían convertido en grandes y caros buques multipropósito.
Las necesidades harán que aparezcan nuevos tipos de buques mas baratos y lentos
especializados en la lucha antisubmarina con un desplazamiento más similar al
de los primeros destructores, que en general se llamarán fragatas(10)
en todos los ejércitos, menos en EEUU que serán denominadas escoltas (destroyer
escort). Por otro lado, la Royal Navy, ante la urgencia de hacer
frente a la gran amenaza de los numerosos submarinos alemanes, para ahorrar
tiempo de construcción y costes, creó las más económicas corbetas clase Flower basándose
en el diseño de un ballenero, que cumplieron bien su misión de escoltas
oceánicos hasta que fueron desplazadas por las mejor diseñadas fragatas de
la clase River.
Actualmente la base de
todas las armadas son potentes buques con la denominación de fragata o corbeta,
pero son otra historia(11). No
deja de ser curioso que aquellos buques
de vela que dejaron la impronta en las antiguas grandes armadas para asignar a dos rangos actuales principales
como son capitán de fragata o corbeta,
quedaran fuera de contexto en la primera mitad del siglo XX hasta que estos
nombres reaparecen en barcos modestos y ahora cumplen cometidos principales
como fue en sus últimas versiones, justo
anteriores de la creación de los acorazados.
Podría decirse que la
aparición del acorazado acabó con las fragatas justamente cuando estos buques
de origen humilde eran importantes navíos de guerra. Renacerán de forma
igualmente humilde cuando desaparece el acorazado para convertirse nuevamente
en importantes navíos de guerra.
También podría decirse
que el nombre del navío (fragata y
corveta) creo el rango, y ahora el nombre del rango (capitán de fragata o
corveta) ha creado el nombre del navío.
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| Fragata moderna española Cristóbal Colón F-105. (Foto de Diego Quevedo Carmona (tomada de Wikimedia Commons) |
NOTAS ACLARATORIAS
1.- El término dreanougth se usa para definir los
barcos similares al original HMS Dreanougth que contaba con 5 torretas
dobles, una a proa y dos en popa siguiendo el eje central del barco, más dos en
la alas junto a la superestructura. La clase posterior denominados Superdreadnoughts
disponían todas las torretas en la línea de crujía del barco, superponiendo
algunas, pues así las tensiones estructurales eran relativamente bajas. Esta
disposición permitía además que toda la batería principal disparase hacia un
costado del barco, aunque no todas lo pudiesen hacer en la dirección de la marcha
del buque. Esto también implicaba que el casco fuese más largo incrementanto el
desplazamiento por el peso del blindaje, además de que un número grande
torretas de cañones interferían con la distribución de las máquinas, razón por
el que el HMS Agincourt, que montaba un número récord de 14 cañones de doce
pulgadas, no se lo consideró un éxito.
Plano del HMS Dreadnought,
puesto en servicio en 1906, publicado en el Jane's Fighting Ships. Mostrando
la distribución del armamento en los primeros dreadnoughts ingleses. La batería
principal se dispone en torretas gemelas, con dos en las «alas»; la batería
secundaria, más ligera, se distribuyó alrededor de la superestructura. ( De Wikipedia Commons)
2.- El número de acorazados
(battleships) o cruceros de batalla (battlecruiser) quedaba reducido a 20 para el
RU, 18 para EEUU y 10 para las otras potencias vencedoras de la IGM (Francia,
Italia y Japón).
3.- Estratégicamente, se supone que el ataque a Pearl
Harbour vendría a provocar una respuesta americana para enfrentarse a una
batalla definitiva. Recordemos que el éxito de la batalla de Tsushima es
consecuencia de la última respuesta rusa. Pero Pearl Harbor no es un ataque tan
debilitante a la fuerza de la USS NAVY
en el Pacífico, no se dañó a uno solo de los portaviones (buques
capitales en el conflicto) ni se inutilizaron las instalaciones navales de
Hawai. En todo caso, era ingenuo que los
americanos entraran en este juego cuando todo induce a pensar que estaban
preparándose para el conflicto desde hacía tiempo.
4.- Las bombas colocadas con
precisión podían hacer mucho daño en cualquier buque. El as “stuka” Hans-Ulrich
Rudel consiguió destruir un crucero ruso con una sola bomba, como si fuese
Skywalker contra la Estrella de la Muerte,
la introdujo en la sala de máquinas a través del hueco de una de las
chimeneas.
5.- EEUU planteó la construcción
de una clase Montana equivalente a la clase Yamato, pero sus quillas nunca
fueron puestas en gradas; los cuatro acorazados de la clase Iowa completados
fueron los últimos en ser puestos en servicio aunque con cañones de 16 pulgadas (406,4 mm).
6.- Buques torpederos hundieron
el acorazado HMS Goliath en 1915, el austro-húngaro Wien en 1917 y el Szent
Istvan en 1918.
7.- Los destructores se agrupaban
en grupos de combates encabezados por un crucero ligero o un destructor líder,
denominado en inglés “flotilla lider”
(siendo el término flotilla del español pequeña flota de barcos). Algunos destructores hasta finales de los 30
se construyeron para este rol, debiendo disponer de espacio suficiente para el
capitán de la flota y todo su equipo. Los norteamericanos que usaban símbolos
de clasificación para el casco, usaban para el destructor normal las siglas DD;
DL para los grandes destructores “flotilla lider”.
7.- Murió heroicamente en 1998,
en Santiago de Cuba, combatiendo a borde del “Furor”, uno de los buques que
había contribuido a diseñar, cuando estaba al mando de la escuadrilla de
destructores de la escuadra de Cervera.
8.- Son ya 5 las clases con este
nombre, destructores todas menos la primera (el torpedero USS TB-11). El nombre
es en honor al almirante Farragut, hijo del militar y marino español Jorge
Farragut Mesquida que combatió contra el imperio británico durante la Guerra de
Indepencia de los Estados Unidos adquiriendo la nacionalidad estadounidense.
Cuando acabó la guerra, y gracias a sus méritos, se retiró del ejército de los
Estados Unidos con el grado de comandante mayor.
9.- El término de destructor de
escolta (escort destroyer) alude a potentes detructores de flota, puede ser confundido con destroyer escort en
ingles, que hace referencia a buques escoltas de mercantes particularmente de
la IIGM, de menor tamaño pero de mejores
cualidades marineras que las pequeñas corbetas. Tenían capacidades
antisubmarinas y eran lentos con motores diesel (los mercantes no marchaban a
más de 10- 12 nudos), a veces podían portar torpedos. Durante la IIGM los EEUU
siguieron denominando como tales a buques rápidos similares a las llamadas
fragatas de otros países, término no usado en la armada de los EEUU hasta la
reclasificación de 1975 para normalizarla a la OTAN. Así se pasó de los
símbolos de clasificación de casco DE o DEG, a FF o FFG.
10.- Según Agustín Ramón Rodríguez González,
coautor con Juan Luis Coello Lillo de La Fragata en la Armada Española. 500
años de Historia. Atribuye la invención de este buque de guerra clásico a los
trabajos que comenzó Bazán “el viejo” y
le siguieron sus hijos, el gran Don
Álvaro de Bazán “el mozo”, por no decir “el grande” y de su hermano Don Alonso,
para resolver el problema de proteger a
las naos en las grandes travesías oceánicas frente a los buques más pequeños y
ágiles de los corsarios. Para este cometido no podía usarse como base la Nao,
un barco robusto pero carente de agilidad, tampoco la galera que era el barco
de guerra ideal en el mediterráneo pero no servía para el oceano. La solución
se encontraba en buques más pequeños, y
así fueron naciendo los “galeoncetes”, “galizabras” (tomando como base a unos
pesqueros llamados zabras”) o finalmente, las “fragatas”, por analogía con las
embarcaciones menores que acompañaban a las galeras.
Por tanto el nombre es anterior y
parece derivar, según el autor, de la palabra original griega, “afracta” o “sin cubierta”, referida
a las más pequeñas embarcaciones de la familia de la galera, con apenas una docena
de remos por banda, una treintena de marineros (que accionaban los remos pues
en ellas no había forzados) y otros tantos soldados si iban armadas en guerra. De
las que unas cuarentena de ellas luchó en Lepanto.
Será en los astilleros del Flandes de la
corona española donde se acabe perfilando el buque que será copiado en el siglo
XVII, por Holanda, Francia y finalmente Inglaterra. Tomando en muchos caso el
nombre.
No está claro el origen de la
corbeta pero parece su desarrollo es parejo a la fragata que fue creciendo en
tamaño, siendo la corbeta de tamaño inferior.
En todo caso la impronta de
los nombres de estos dos barcos se mantendrá en muchas armadas como los rangos
de capitán de corveta y capitán de fragata actuales.
Ejemplos en países OTAN:
Bélgica (Flamenco ): Korvetkapitein,
Fregatkapitein
Francia y Bélgica (francés): Capitaine de corvette, Capitaine de
frégate
Italia: Capitano di corvetta Capitano di fregata
Montenegro Kapetan
korvete, Kapetan fregate
Portugal Capitão-tenente,
Capitão de fragata
Alemania Korvettenkapitän,
Fregattenkapitän
Eslovenia Kapitan
korvete, Kapitan fregate
11.- Las capacidades de estos buques son altas,
dotados de alta tecnología: misiles superficie-aire, antibuques, antisubmarinos, superficie-superficie, tienen capacidad portahelicoptero… son por tanto buques
sofisticados y caros. Por ejemplo la fragata Cristóbal Colón (F-105)
española tiene el desplazamiento de 6.300 t y para la OTAN es calificada como
destructor, aunque su desplazamiento sería similar a la clase de cruceros Dido
de la Royal Navy usado durante la II GM.
Una ponderación de las capacidades y versatilidad de la F-105 la hace notablemente superiores al rol de cualquier crucero de la IIGM.